sábado, 16 de enero de 2010

REINA DE LA NOCHE PASADA




Eres el ritmo impuro
del hierro ausente,
las infames caderas
de la tiniebla en danza.

En un lado de mi cama,
el sueño,
donde no hay reglas.
En el otro, el olor
y el orden del café.
Y las preguntas.
Y los átomos de litio.
Y las brujas lascivas
que sustentan nuestra búsqueda.

¿Dónde está ahora tu cielo esparcido
por tantas bocas secretas?
Todos los días,
mis manos esperan en la puerta
una llamada de seda,
una voz que vuelve
con alas negras.

Con el viento regresa
la niebla de tu espalda.
Hasta mañana, amor mío,
reina de la pasada noche.
Yo soy el pecho elegido
donde vacías tu veneno.

2 comentarios:

  1. Había adquirido el hábito pernicioso de involucrarse con mujeres, extrañas. Atractivas, fascinadoras incluso en sentidos profesionales o artísticos, pero más peligrosas que una víbora venenosa. El las llamaba sus "reinas". "Reinas" de una sola noche Con una excepción: la reina a la que dedica estos versos.
    El tío de JM

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  2. A Destiemmpo, como casi todo lo que hago:
    este poema, no lo había leído, creo, pero intentando comprender mejor lo que escribes, he leído alguna de tus entradas antiguas, de antes de "conocerte" aquel pasado febrero por casualidad.
    Realmente me parece precioso, intenso, de un dolor que roza el límite humano y establce una puerta de identidad que separa dos mundos. El real y el oscuro. Uno real que se desboca en la noche, en la búsqueda de otro tacto que suevice el dolor. Otro insuperable e insoportable que hiere y derrumba.
    Un Yin-Yan emocional y humano.
    No sé si te llegará ese comentario, pero a destiempo y todo, quería enviarlo.
    El beso
    ana

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