domingo, 5 de febrero de 2012

LA MARIPOSA NEGRA: VINCULOS OSCUROS (y 2)

-    ¿Quién? –pregunté con la esperanza de que fuera una equivocación.   
-     ¡Abre, pasmarote, soy Mónica!
-    Mónica –repetí, tragando saliva –. Pensé que ya estabas en tu casa.
-    Necesito una receta.
-    Mañana te la doy – probé.
-    Necesito un calmante ya. El cuello me está matando y no voy a pegar ojo.
-    Toma paracetamol.
-    No me calma nada. ¡Quieres abrir! No voy a espantarme ahora de verte en pijama y zapatillas.
-    De acuerdo –cedí ante lo inevitable, y presione el botón de apertura del portal.
Mónica surgió del ascensor como un animal enfurecido.
-    Dame algo fuerte –me espetó, sin más preámbulo–. Mañana tengo que enseñar las ruinas romanas a unos turistas alemanes y no puedo mover el cuello.
-    Ya te dije que podría ser muscular, pero que convendría hacerte una resonancia. En fin, vamos. Te haré una receta. Por cierto –comenté, como de pasada, mientras entrábamos en el salón–, tengo una visita. Mónica, te presento a Rima. Rima, Mónica.
Las dos mujeres se miraron como gladiadores en la arena antes de entrar en combate. No hicieron ningún intento de saludarse. El silencio enrarecía el ambiente y adquiría la propiedad de un gas tóxico.
-    Mónica es mi mejor amiga –dije, adulador, para aliviar la tensión–. Rima  –continué con las presentaciones– es rumana, pero vive aquí. Nos conocimos en el Brutus.
-    Ahora entiendo que no quieras salir de casa… –soltó Mónica.
-    No digas tonterías. Ha venido por una consulta.
-    ¿A estas horas? –vociferó, sin dejar de observar a la rumana.
Estuve a punto de replicar “Igual que tú”, pero me percaté de mi impertinencia. Al fin y al cabo, el afecto que sentíamos el uno por el otro era sólido y profundo, aunque respetando la mutua libertad.  Como algo premonitorio, nuestra amistad había nacido mientras presenciábamos una catástrofe y ambos intentábamos auxiliar a las víctimas, aunque faltó poco para que nosotros mismos pereciésemos en ella. Mónica, que se había divorciado siendo todavía muy joven, trabajaba por entonces en una inmobiliaria y me animó a comprar un piso cerca de la misma zona donde ella residía. Más tarde, obtuvo su actual empleo como guía turística y los encuentros se distanciaron, pero nuestra complicidad se había mantenido íntegra a lo largo de los años.
-    Creo que te he visto alguna vez en el Brutus –intervino en ese momento Rima, dirigiéndose a mi amiga.
-    Es posible –confirmó Mónica–. Yo también creo que te he visto allí. Buitreando...
Noté una oleada de rubor y tomé la jarra de té que aún permanecía intacta. Comencé a beber, pero me atraganté con el primer sorbo.
-    ¿Qué es bu... butre... butreando?
-    Oh –tercié con rapidez, controlando la tos–. Quiere decir divertirse, pasar el rato. Mónica –dije, al tiempo que cogía mi maletín–, voy a darte la receta ahora mismo. ¿El ibuprofeno te alivia?
-    Sí, pero me iría mejor si me recetaras Adolonta.
-    De eso nada. Con el antiinflamatorio y un relajante antes de acostarte te bastará.
-    Si tú lo dices…
-    ¿Te apetece algo?
-    No. Voy a buscar una farmacia de guardia. Además, no quiero interrumpir la... consulta, a lo mejor necesita tratamiento urgente.
-    ¿Quieres que te lleve a la farmacia?
-    No, gracias. Tengo el coche abajo. Hasta luego, JM.
-    Adiós –profirió Rima.
-    Ya me marcho, guapa. Y súbete la cremallera del suéter, a ver si te enfrías con todo el canalillo al aire antes de que te ausculte el doctor.
-    Por favor, Mónica.
Posé mis manos en sus hombros y la conduje dócilmente hacia la salida
-    Acompaño a Mónica hasta el ascensor –me excusé con Rima.
Cuando alcanzamos el rellano, la hice girar y la sostuve entre mis brazos. El hueco de la escalera emanaba un olor rancio que no había percibido antes, un hedor mohoso exhalado por una cripta invisible. Mi amiga no dio muestras de advertirlo.
-    ¿Qué te pasa? –pregunté con ternura–. ¿Estás enfadada conmigo?
-    No. Es que no me gusta esa mujer. Me da mal rollo. 
-    Pero mira que eres...., ya te lo he dicho: aquí no pasa nada.
-    No, pero va a pasar.
-    Mónica, ya soy mayorcito.
-    No es de mi incumbencia, lo sé. Pero –continuó con los ojos humedecidos–, sabes de sobra lo que... significas para mí. Y me da rabia que te estrelles otra vez. Nunca aprendes. Parece mentira: todo lo que has vivido, el buen ojo que tienes como médico... y eres un negado con las mujeres. Siempre te la dan con queso.
-    No exageres, si acabo de conocerla.
Se apartó un poco de mí, extrajo un pañuelo de papel del bolso y se sonó sin discreción.
-    De acuerdo. No te entretengo más. Supongo que queda suspendida la salida que teníamos prevista.
-    ¿Por qué? En absoluto. Es una buena idea. Tú llámame unos días antes y quedamos.
-    ¿En serio?
-    En serio.
Me pasó un brazo por encima y estrechó su rostro contra el mío.
-    Si de verdad quieres encontrar a una mujer fuera de lo común –murmuró–, alguien especial para ti, yo te la presentaré. Pero te advierto: será igual que arrojarse a una tempestad, como aquellas del Mar de Brandsfield que me contabas.
-    No necesito a nadie, ya te tengo a ti para cuidarme –dije, mientras acariciaba su cabellera.
Mónica se separó sin brusquedad, se friccionó el cuello y dio un paso hacia atrás.
-    Anda, vete adentro –se despidió.
Al retornar al apartamento, me di cuenta de que la luz encima de la puerta parpadeaba con pulsos violetas. El edificio era bastante nuevo, pero ya despuntaban filtraciones y averías eléctricas. Tendría que avisar a la conserje.
En el interior, Rima seguía en el mismo lugar. Había apurado el té y la cucharilla estaba colocada horizontalmente sobre el borde de la taza.
-    ¿Qué te hace gracia? –me interrogó, advirtiendo un gesto divertido en mi rostro–. Ah, la cucharilla. Es una vieja manía.
 En sus manos sujetaba un desgastado libro cuyo título, en letras góticas, era Isis UnveiledIsis desvelada.
-    Helena Petrovna Blavatsky  –musitó distraída, retornado el volumen a su lugar.
-    Perteneció a mi tatarabuelo. Era muy aficionado a las cuestiones ocultistas.
-    ¿Y tú no? La daga, los libros... cualquiera diría que te apasionan esa clase de misterios.
-    Son recuerdos. O regalos. Los únicos enigmas que me incitan son los de la ciencia.
Suspiró, devolvió el libro a la estantería y dejó resbalar con calma sobre mí el resplandor enlutado de su mirada.
-    Creo que no le he caído bien a tu amiga –su voz brotó afligida.
-    Olvídalo. Es así de impulsiva, pero tiene también un gran corazón.
-    Te he traído algo, pensé que te haría ilusión –dijo, recuperando el entusiasmo.
-    ¿Para mí? No tenías por qué molestarte...
-    Es un CD. Dos horas de manele, una especie de flamenco rumano, con todos los éxitos de Adi de Vito.
-    Oh, vaya. Dos horas de manele. Qué detalle –exclamé, procurando enmascarar mi estupor.
-    Aquel día me dijiste que lo encontrabas muy animado.
-    Sí, sí, claro, me encanta. Vamos a ponerlo –propuse con disimulada resignación.
-    No, guárdalo. Deja la música que está sonando ahora.
-    Rachmaninov. ¿Te gusta la música clásica?
-    A veces. ¿Cómo se llama este tema?
-    Es un poema sinfónico: La Isla de los Muertos.
-    Es profundo, no sabría definirlo en español, pero el ritmo te lleva a un lugar desconocido dentro de ti, en paz, en paz...
Se aproximó despacio, deslizó una mano sobre mi hombro y pegó su rostro a mi oído mientras seguía susurrando “en paz, en paz” y luego un goteo de sílabas livianas que no entendí. Yo iba sumiéndome en un estado letárgico, casi hipnótico. El roce de sus labios me erizó la piel, mis pensamientos se desvanecían bajo la bóveda de su tacto, y maquinalmente me así a su cabellera mientras temía perder el equilibrio. Desabrochó el botón superior de mi camisa y bajó sus dedos clavando sus uñas afiladas y pintadas de negro en mi pecho. Sentí que el ardor de los pinchazos me barría todo el cuerpo y se transformaba en una inexplicable erupción de deseo. De repente, cuando todavía estaba despeñándome en un abismo de sensualidad y negación, me percaté de un repiqueteo que provenía del ventanal de la terraza, como un insospechado visitante que se hubiera materializado de súbito y estuviese  pidiendo entrada. Un estrépito más intenso me liberó de las brumas que me absorbían. Rima rompió su contacto, yo me di la vuelta, y ambos nos quedamos contemplando los cristales. Una sombra flotaba en su vuelo fantasmal y embestía obstinadamente contra el vidrio con latigazos sordos. Rima perdió el escaso color de su tez blanquecina y se estremeció de forma ostensible.
-    Está aquí. Y quiere entrar –susurró Rima.
-    ¿Quién? ¿Qué?
-    Ella. La Vista. La que ve a través de otros ojos –respondió con un notorio temblor en la voz–. ¿No ves esa mancha grande, esa mancha oscura y alargada tomando forma?
-    ¿Estás de broma? Lo único que veo es un pobre bicho perdido, el mismo que estaba rondando antes –aseguré.
Me constaba que Rima no era una persona fácil de atemorizar. No podía comprender que el incidente la hubiera alarmado de esa manera.
-    Tranquila, cielo, te estás poniendo nerviosa por algo sin importancia –dije con dulzura, procurando que recuperase la serenidad–. Será un pequeño murciélago desorientado, o tal vez un pájaro enfermo… Yo no veo ninguna mancha grande. Lo que tú has creído notar, no es más que un contraste de luces –argumenté
Rima ocultó el rostro entre las manos y se frotó los párpados con lentitud. Durante un instante pensé que estaba llorando.
-    Tengo que marcharme  –dijo al fin–. Tengo que irme ahora mismo.
-    Pero qué dices. ¿No te habrás asustado por esa tontería? Ven aquí conmigo.
Abrí mis brazos con actitud protectora para acogerla, pero ella se escabulló con un ágil movimiento y recogió su abrigo.
-    JM, esto ha sido una locura que no debí de haber buscado –dijo, dirigiéndose hacia la puerta–. Tu alma –continuó, sin que yo comprendiera de qué me estaba hablando– pertenece ya a otra persona.
-    Eh, espera, yo no pertenezco a nadie. ¿Quién te ha dicho eso?
-    No sé si me he expresado bien. Aunque tú no lo sepas aún, hay almas que están atadas desde el pasado.
Salió del apartamento y descendió directamente por la escalera con pasos precipitados. Me quedé paralizado, sin acertar a reaccionar ante su inesperada conducta. Desconfié de su cordura  por unos segundos, pero enseguida relacioné la desmedida respuesta con algún tipo de superstición rumana que yo ignoraba.
 Bajo la luna, la arena cobraba el color de la sangre coagulada, y con el retumbar de las olas llegó también el sonido vibrante de unas alas, como un silbido de serpientes rayando el cielo.
Me derrumbé abatido en un sillón y me fijé en el CD sobre la mesa: Adi de Vito exhibía una amplia sonrisa en la portada.
“Qué suerte la mía” –pensé.


Este video va dedicado a Morgana con todo mi cariño para que recobre toda su salud y energía muy pronto.

31 comentarios:

  1. LLevas una vida de sobresaltos JM,
    animada de verdad!
    Ahí también hay ratpenats? en la zona de Altea donde tenemos apart. si te asomas a la terraza, vuelan tan cerca que a veces los puedes tocar, pero creo que aunque les llamen así, son una especie de murciélagos pequeños, que a veces parecen como mariposas negras grandes.
    Muy interesante el texto y cuidado en su forma, me gusta cómo escribes y describes, deletreas el misterio y dilatas las pupilas; por lo que veo a más de una, jejeje
    Un besito amigo mío,
    buena semana,
    ana

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  2. Me gusta la trama que está tomando la historia, principalmente porque me gustan los enigmas, lo inexplicable y quizás Rima tiene razón, esa alma ya tiene dueña.
    Buenísimo leerte, la imágen como siempre espectacular!
    Te dejo un fuerte abrazo...nos vemos en el próximo capítulo!

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  3. Hola Inti!!!
    A Morgana le va encantar el video!!!!

    Me gusta que Mónica,quiera protegerle,no sé porqué me cae bien y confío en ella,sin embargo Rima...esconde demasiado,de todas formas será interesante ir descubriendo lo que quiere decir con sus palabras,lo de que ella está aquí mirando y lo de que su alma ya tiene dueña,lo de cosas que le puede pasar a tu protagonista...o a ti!!

    Sabes que se me hace cómodo leerte Inti??,sabes relatar muy bien,nos pones en situación,nos llenas de intriga y suspense,con una buena dosis de erotismo y sensualidad,mezclando la amistad y los recuerdos con el misterio,deberías hacer una novela con todo esto,en serio,no te rías.

    Que tengas una buena semana!!
    Un abrazo!!
    PD.Qué me recomiendas para el dolor de espalda??,jaja,un besito de cariño!!

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  4. Inti,me has emocionado¿Lo sabías?Eres grande Jota,muy grande.
    El tema se sale¡¡¡me encantaaaaaa!!
    Tu historia no tiene desperdicio,de lo más intrigante.Sabes que me gustan este tipo de entradas y espero poder seguir leyéndote muchas veces más.
    Mi beso enorme,enorme para tí

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  5. Está relación tormentosa no llegará buen fin. Ahora me dejas con la intriga de a quién le pertenece su alma.

    La imagen fantastica.

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  6. Vaya, realmente interesante la vida, la obra-idea, de esta mujer. No había oído hablar, ni había leído nada de ella hasta hoy, pero muy interesante. Realmente alucinante. Siempre me ha llamado la atención este otro tema sobre el que escribió, La cosmogénesis, el orden y el caos, el demiurgo, en fin... la necesidad del ser humano de concebir un orden físico y metafísico que permita conjurar el caos y la incertidumbre.
    Me ha dejado perpleja lo que decía sobre que eran los Mahatma los que le decían lo que tenía que escribir, que conoció a su maestro en un sueño infantil y que luego lo reconoció en una ocasión según lo vió. Apasionante.
    Cuida de tu atman, por si acaso, no sea que te la roben JM
    mUY INTERESANTES los hilos que dejas, genial poder tirar de ellos y leer cosas así de interesantes, ya que esto no es muy habitual entre los blogs que se leen cada día.
    Beso,
    ana

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  7. Ah, me refería a H.P. Blavatsky, que no lo he dicho, claro.

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  8. Inti, me gusta como lías la madeja lentamente, tejiendo la trama del relato.Es entretenido e intrigante, engancha.Me gusta mucho leerte.Un abrazo.

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  9. Ay, me estas estresando!! Otra vez me quedo con la curiosidad de saber que sombra has visto y sentido tu (incluido ese olor de la escalera) y lo que ha visto Rima y a lo que se refiere con que tu alma ya tiene dueño, y todo su misterio... y... en fin siento que te hayas quedado solo otra vez... ;);)
    Me parece excesiva la protección de Mónica pero lo hace por su gran amor hacia ti.

    Besitos.


    P.D Mis buenos deseos para Morgana. Un beso.

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  10. Ana,
    los relatos de la MN están llenas de símbolos y de hilos de los que se puede tirar si se quiere. En muchas cosas hay otro significado más allá del literal.
    Los murciélagos son frecuentes también en mi parte de la costa levantina y, la verdad, en la oscuridad parecen a veces como grandes mariposas negras.
    Madame Blatvasky fue una mujer asombrosa, con una capacidad de interiorizar en las luces y oscuridades humanas y emplear lo que ella llamaba las energías internas para el progreso espiritual, aunque combatió la superstición y la moda esotérica de la época que era el espiritismo de Allan Kardek. Por supuesto su doctrina estaba muy influida por sectas orientales, creía en la existencia de guías espirituales y creía en la reencarnación. Su vida fue apasionante.
    Veo que sabes asomarte bien a mis oscuridades y ver un poquito de luz detrás de ellas.
    Besos, amiga mía.

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  11. Cristina, me encanta verte otra vez siguiendo esta trama. Lo de que un alma esté ligada a otra suena hoy día como una tontería romántica pero era una creencia de muchas culturas avanzadas, especialmente en oriente. Siempre dicen que todo vuelve.
    Besos.

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  12. Ay, Estrella, me gusta jugar con esos caracteres opuestos que reflejan el de personas que han pasado por mi vida. Mónica es la amiga sobreprotectora y con sentimientos contradictorios. Rima es la belleza misteriosa y oscura, la atracción peligrosa. No sé si soy capaz de transmitirlo bien, pero son sensaciones (exageraciones y fantasías de novela aparte) que he vivido.
    ¿Para tu espalda? Lo mejor sería que te diera un masaje si estuvieras a mi lado, ja, ja, qué malo soy.
    Hay una hermosa luna, no te la pierdas, corazón. Besos.

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  13. Morgana, me alegro de que te gustase el ritmo musical, ja, ja, me gusta verte así de alegre y que sepas que me importas mucho, que importas mucho a una infinidad de personas. Cuídate y conserva esa bendita luz de amor, coraje y optimismo que llevas dentro de ti.
    Besazos.

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  14. Tienes un regalo en mi blog,Inti.
    Millones de besos para tí.

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  15. Mor, ¿cual es mi regalo?, ¿el de esos labios tan sensuales repartiendo besitos?, ja, ja. Sea el que fuera te lo agradezco y lo guardaré en mi corazón, ya sabes que no traigo nada a mis páginas, pero queda dentro.

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  16. Night, si algo ha sido mi marca pude decirse que lo han sido precisamente las relaciones tormentosas, también tienen sus cosas buenas, ja, ja. Pero, volviendo al relato, tienes razón: eso no pintaba bien desde el principio.
    Besotes.

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  17. Pepi, sí que la lío bien, ya lo creo, la estrategia de la araña... lo malo es que yo era ¡la mosca!
    Besotes.

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  18. Galería de las letras, gracias por tu visita y tu generoso comentario.
    Saludos.

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  19. Campoamor, no te estreses, corazón, que no es mala sombra, es solo dejar las cosas en suspenso para mantener un poquito la atención (dentro de lo que cabe). Me ha encantado ver que te llaman la atención puntos claves en el relato: la mención a un "olor de cripta" en la esclara. Son "anomalías" que avisan cuando algo va a irrumpir en la normalidad de la vida. Es una forma de presentimientos.
    Besazos.

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  20. Se caminharmos pela coluna do meio elas (sombras) se harmonizam...
    É com as tramas que construimos nossa história...
    A teosofia de Blatvasky nos ensinam a passar por entre elas sem desprezá-las as das laterais.
    Maravilhoso texto, uma teia perfeita.

    Beijos

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  21. Ay Inti!!!!
    Estoy segura que se me pasaría por completo el dolor si tú me dieras el masaje,jaja,sería muy tentador...pero me alegro que no puedas,porque si no...me caería redonda,seguro,al verte!!!!

    Jajajajaja,gracias por seguirme la broma,pues sé que eres todo un caballero y siempre miras por tus amig@s.

    Has visto que luna tan preciosa tenemos,reflejándose en el mar???,hice algunas fotografías la otra tarde cuando empezaba a salir,impresionaba tan grande y cercana,pero no me han salido nítidas,veré si puedo salvar alguna para subirla al blog.

    Gracias cariño por todo,pero sobre todo gracias por tu amistad,por ser como eres.

    Un abrazo!!!!

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  22. Guimel, impresionante sobre todo la obra de los seguidores de Blatvasky, como Annie Besant, colaboradora también en la Doctrina Secreta. Hay un consuelo en las lecturas en lo referente a que nada amado se pierde para siempre, y en la enseñanza de ese camino central que nos preserva de las sombras.
    Besos.

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  23. Estrella, trato de ser un caballero, vale, pero tampoco creas que soy de piedra, vamos, que también me fundo como la mantequilla cuando viene al caso, ja, ja.
    A ver si consigues una bonita foto de la luna, a mí nunca me salen bien.
    Que tengas dulces sueños.

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  24. Entretienen mucho tus relatos.

    Un beso.

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  25. Viernes 10 de febrero a las 18.30 h. en Librería Escarabajal en Cartagena.
    No dejes de ir,
    beso,
    ana

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  26. María, de eso se trata de entretener, yo diría más, de desahogarme. Besitos.

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  27. Ana, lo siento, leí tu aviso pasada la hora. Voy muchas veces a Escarabajal pero en esta ocasión creo que me perdí algo. Me figuro que la presentación de algún libro, aunque de verdad no lo sé.
    Beso
    JM

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  28. Presentación "Historia y Misterio de los Rosacruces", en Cartagena, libro de Christian Rebisse. Un ensayo divulgativo-histórico, bien documentado que nos acerca a la historia de esta orden iniciática, tan desconocida y misteriosa en diferentes épocas, a la vez que estrechamente vinculada al mundo intelectual y espiritual. Annie Besant(junto a Marie Russak y James Wedgwood) fundó la Orden del Templo de la Rosa Cruz (AMORC)inspirada en las enseñanzas del esoterismo occidental y en pro de la busqueda y amor hacia la Verdad.
    Parecía interesante y fue una casualidad que presentaran un libro ahí cerquita, al día siguiente de poner tu comentario en que hablabas sobre ANNIE BESANT.
    Besito,
    ana

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