domingo, 28 de marzo de 2010

MUJER DELANTE DE UN CUADRO DE TURNER (II): EL KRAKEN


El tiempo borra las máscaras. Borra las llamaradas que brotan entre amantes. Y la visión de la carne enlazada, acoplada, a los huecos blancos.
Pero en mi cama seguía acostándose un espectro.

Cuando salimos de la galería, acompañé a Miriam hasta el sitio en que había quedado para reunirse con sus amigas.
-    Oye, Miriam, podríamos ir a tomar algo por ahí y seguimos con nuestra charla sobre Turner.
-    ¿Y qué hago con mis amigas?
-    Llama por el móvil y les cuentas cualquier excusa. Puedes verlas otro día.
-    Es que las pobres bajan desde Segovia para dar una vuelta conmigo por Madrid. Estaría muy feo darles un plantón.
-    Está bien. Tengo una idea. Podemos ir juntos a un sitio donde conozco a un montón de gente y les presentamos unos cuantos amigos míos a las segovianas.
-    Hijo, por lo que veo, tú enseguida tienes soluciones para todo.
-    Es que pongo interés.
-    Vale. No está mal el plan. Precisamente, lo que quieren mis amigas es tener conocidos aquí, en Madrid. Y nosotros podemos seguir discutiendo sobre los efectos luminosos de las acuarelas de Turner. ¿O se te ocurre otro tema más interesante?
-    Sí. Sobre mecánica cuántica.
-    ¡A que te quedas aquí solito! –me soltó sonriendo, con los brazos en jarras.
-    Vamos. Os va gustar el sitio. Está de moda ahora. Va mucha gente guapa. Y además conozco al dueño del local.
-    ¿Cómo se llama?
-    ¿El dueño? Se llama “El Tuberías”.
-    No, tonto. El local. Vaya un nombrecito el del dueño.
-    Pues está forrado. Bah, el sitio es un bar de copas en plan ‘lounge’ que se llama El Kraken.
-    Sí. Me suena. Me han hablado del sitio o leído algo por ahí.

El Kraken estaba lleno aunque todavía era temprano. Costaba trabajo moverse para alcanzar la barra o a la pista. Me encantaba la cabina del DJ, un tipo entrado en años para esos ambientes pero que pinchaba una excelente selección de ’house‘y de ’minimal’. Lo que más me divertía era la inscripción en los cristales de la cabina. Decía: “No nos merecemos esto. Antes éramos ángeles”. Curioso.
En un lateral de la pista, las amigas de Miriam danzaban alocadas en compañía de varios conocidos míos a los que había presentado un rato antes.
-    Parece que las de Segovia no lo están pasando mal.
-    Sí, ya lo creo. Reconozco que tu plan era bueno.
-    Esto es sólo el principio del plan –dije con picardía.
-    ¿Y cuál es el resto del plan? ¿Tengo yo parte en ese plan?
-    Yo afirmaría que sí. Vamos, una parte bastante importante. Pero…, cuidado –advertí, alzando un dedo frente a su nariz−, no te cuento más antes de ir a por otras copas. ¿Beefeater  con coca cola?
-    Sí, venga. Me voy a enfollonar.
-    ¿Qué dices?
Nuestro DJ atípico había aumentado el volumen para colocar música ’trance‘y aquello era un pandemónium de música y griterío.
-    Digo –repitió Miriam− que a este paso voy a coger un buen ‘melocotón’.
-    Ya. De eso se trata –murmuré.
-    ¿Qué?
-    Nada. Tranquila. Ahora vuelvo.
La barra más próxima estaba atestada y aunque conocía a las camareras me costó mis buenos diez minutos hacerme con las bebidas. Regresé protegiendo a los vasos lo mejor que podía de las embestidas: más de uno o una estaba pasado ya de rosca. Miriam no se hallaba donde antes. Por un instante pensé que se  había marchado, dejándome con las copas, las segovianas y con cara de haba. Mis recelos se esfumaron al descubrirla haciéndome señas con la mano desde un rincón más alejado en la sala. En esa zona no se agolpaba tanto la gente y el volumen de la música era menor. 
Me acerqué a Miriam sosteniendo las copas como dos banderillas a la vez que balanceaba mis caderas a un lado y otro.
-    Qué payaso eres. No creí que fueras así. Al principio tenías un aire de ser, no sé, más serio, más formal.
-    Tengo mis momentos, no creas. Pero lo importante ahora es que me encuentro a gusto, que lo estoy pasando muy bien contigo.
-    Yo también lo estoy pasando muy bien contigo –coincidió Miriam con una mirada insinuante.
El DJ fue apagando los estallidos de música ’trance‘ con lentitud para dar paso a una melodía de ‘house‘ dulce. Reconocí de inmediato la canción.

“Soledad. Camisa de plata
Es lo que te viste cada mañana.” 


-    ¡Eh, JM! ¿Qué pasa? Estoy aquí. Te has quedado pasmado.
-    Perdona, Miriam. No pasa nada. Es esta canción, me gusta mucho.
-    No sé. No me suena. ¿Cómo se llama?
-    El título de la canción es “Calma”. Un tema de Isabel Fructuoso, una cantante española que empezó tocando en un piano bar de La Manga. La que oyes es una versión ’house’ más electrónica. Es una maravilla.


“Cuando yo me vaya quién te traerá calma. Calma.” 


-    ¿Te encuentras bien? Te ha cambiado la cara. Si ya no te apetece estar conmigo...
-    Claro que quiero estar contigo −repuse mirándola a los ojos−. Pero ya me he cansado de estar aquí con toda la basca. Ahora que están bien acompañadas tus amigas, ¿no puedes despedirte de ellas y nos vamos a otra parte?
-    Supongo que sí. ¿Dónde quieres ir?
-    ¿Qué te parece si vamos a mi casa?


Conforme se adentraba la noche, la metamorfosis de las sombras crecía en mi interior. Desde algún lugar en la Isla de los Muertos, había zarpado ya un barco cargado de extraños sueños. Cuando llegase hasta a mí, ya no se moverían las luces de las miradas, ni se mecerían las voces con tibieza de terciopelo. Y el color del deseo sería la oscuridad.
Tenía que darme prisa.
Que la cabellera del espectro encontrase ocupado el lugar sobre mi pecho. Que los latidos de otros besos denegasen las caricias de sus besos. De sus labios extinguidos por el veneno de lo inhabitable.
Sentí frío y el aire se tornó más oscuro, como si se plagara de golpe de millones de minúsculas agujas de ónix.
Ella, el espíritu, estaba cada vez más cerca. Mientras, la llama negra de la noche continuaba aumentando.
Me gustaba esa chica, Miriam. Quería sentir su cuerpo desnudo palpitando contra el mío.
Pero tenía que darme más prisa.
Antes de que, como cada noche,  volviera a hundirme en la espuma vacía de un fantasma.

4 comentarios:

  1. Tus deseos son órdenes, Pilar, ja, ja, ya estamos aquí.... Gracias por animarme a vencer mi pereza. Estás invitada a una copita en el Kraken.
    Besos.

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  2. Holita Intimis como vai?? muy bueno tu relato me dejas con la espina, espero lo continues please. Aparte he notado que has tomado una veta de humor muy interesante que hace que el relato fluya más distendido, lo lees de un tirón, sin perder calidad; por lo menos a mí me complace, ya que me despatarro de la risa en el sillón con las andazas de JM por los suburbios nocturnos,aunque siempre está presente la nostalgia.
    Tu ya sabes yo no ando por la tierra, así que esos lugares por ti visitados ni los juno (no los conozco, ni siquiera en mi país) así que contigo me divierto.
    En cuanto a la canción, como siempre correctamente elegida "camisa de plata..soledad.. no se si tendrá futuro este amor y más.."
    aunque no la escuche junto al relato, porque hoy estuve adicta a Thalia con el tema que sera de tí jaja nada que ver. Soy latina y romántica insufrible que le voy hacer y encima hago karaoke,bailo, es penoso.
    Bueno emprendo vuelo bye, sigue contando que sucedió con la tal Miriam (que no me agrada) no se porque es un sexto sentido; en cambio la Pilar me parece más pila o piola jaja (creo que ustedes dicen maja) parezco mi mamá jaja. Besitos de narices miau

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  3. ¡Mira qué bien, qué suerte he tenido! Un angelito ha decidido descansar de su vuelo y posarse en mi página un ratito.
    No sabes cómo me alegro, Melody, de que te entretengan mis andanzas, bueno las de JM, por los tugurios y garitos musicales. El pobre hombre es ingenuo y romanticón con las mujeres aunque se haga el duro; en realidad lo que busca es el espejo de algo que no existe salvo en su interior, algo que ya no puede volver a encontrar. Pero, entre historia e historia, hay que poner notas de humor, porque la vida también es así; yo, al menos, no puedo concebir una vida sin tener sentido de humor.
    Me encanta esa canción de Isabel Fructuoso, puedes encontrar varias versiones en youtube. Empezó cantando en un piano-bar casi desierto en la playa de La Manga, en la costa mediterránea, un lugar que amo y donde tengo mi refugio. Me gusta especialmente esa línea donde dice: "Cuando yo me vaya, ¿quién te traerá calma?. Calma".
    La aventura de JM con Miriam se complicó aquella noche. Fue una noche extraña, sobrenatural, donde se enfrentaron varias pasiones Y Miriam decidió... Pero, bueno, ya contaré lo que pasó. Si es que lo cuento.
    Besos de naricillas. Nos vemos en el tejado.
    PS: No conozco personalmente a Pilar. Es una excelente fotógrafa y yo sigo con mucho interés los comentarios de su blog (está entre mis favoritos; yo se lo recomiendo a todo el mundo). Le di las gracias porque siempre me anima a seguir escribiendo. Eso es todo.

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  4. Buuuaaaa?? como? dices: ya contaré lo que pasó. SI ES QUE LO CUENTO?? Ni te atrevas Intimis a ser tan sádico, que te hago gestos de pucheros o mejor dicho te puchereo hasta que lo consiga, no seas malito. Besitos.

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