Llegado aquel fin de semana de carnavales, con mi sobrino JM disfrutando de las fiestas en una localidad de la costa murciana, resultó que mi amigo Pepe "El Viagra" se ofreció para acompañarme a comprar un nuevo teléfono móvil.
Mi amigo había trabajado antes de retirarse en una empresa de Ignífugos y Revestimientos y ocupaba también otras horas dedicado al oficio de reparador de máquinas de escribir. Ahora se hallaba retirado de ambos trabajos. Y no sólo por la edad sino por otras razones: su oficio de reparador de máquinas de escribir se había extinguido por desuso y el otro empleo era el causante de su enfermedad.
El mote de "El Viagra" no provenía de ninguna afición desmesurada a los potenciadores sexuales sino que era debido al tono azulado de su rostro. ¡Hay que ver, Señor, cuanta maldad tiene alguna gente!
Los médicos llamaban a ese color de la piel "cianosis". Y la causa era que tenía los pulmones destrozados. No había fumado un solo pitillo en su vida, pero en la fábrica de Ignífugos y Revestimientos estuvo inhalando partículas de amianto durante años, hasta que se descubrió que ese material era responsable de enfermedades pulmonares y se prohibió su uso.
Lo que viene al caso: Pepe "El Viagra" era también gran conocedor de los artilugios electrónicos y me aconsejó durante la compra del teléfono.
Pepe decidió hacer alarde de su pericia con esos aparatos y me pidió que le dictara un mensaje para enviarlo al teléfono móvil de mi sobrino. Al invento por lo visto le llaman ese-me-sé o algo parecido.
Lo que pretendía ─debo admitirlo─ era impresionar a mi sobrino con el uso de tan sofisticados adelantos. Así que pusimos: "Estoy probando mi nuevo móvil. ¿Cómo lo estás pasando?"
Ti-ti-ra-ró.
Oh, increíble, después de ese extraño sonido, tenía en mi flamante teléfono la contestación de mi sobrino: "De película".
- Mi sobrino está bien ─le comenté satisfecho a mi amigo─. Sé ve que le he pillado en el cine. Pobrecillo, después de todo lo que ha pasado, necesita un poco de distracción. Además, es de esas personas que les cuesta relacionarse y establecer contactos.
- Sí, debe de ser eso ─respondió Pepe "El Viagra" con una mirada en la que me pareció atisbar cierto escepticismo─. Bueno, qué. ¿Hace unos carajillos?
- Hace ─asentí.
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