Primero doy vida
A las cosas pequeñas
Que me miran todos los días
Inmóviles y sin memoria desde los anaqueles.
Luego despierto a los libros
Que suspiran al abrir sus páginas
Y exhalan sueños de apagados colores.
Reavivo los sonidos sobre las cintas
De una habitación invisible
Donde entra la niebla del mar.
Habíamos pactado ser nosotros mismos
Nosotros pan para los labios
Fosforo para el corazón
Agua enloquecida en cada pliegue.
La noche y yo
Estamos en esta sala de espera
Tratando de hacer vivir
Lo que para la mayoría de la gente
Ya no tiene importancia
Porque no quedan pruebas de
amor.
Ahora doblo y escondo las palabras
Tan pendientes de la cercanía de sus pisadas
Solo me alcanza el ruido inmutable de las olas
Con los ojos me alejo, con las manos presiento
Que es un día cualquiera, un día más
En el que tampoco vendrá.
Hay habitaciones donde solo existe una conjugación, creo que nunca desaparece.
ResponderEliminarNostalgia muy sentida y muy bien versada.
Mil besitos.
Bellísimos versos, aun sumidos en nostalgia…
ResponderEliminarSiempre un placer leerte, querido amigo…
(Muy buena la canción, y la peli) ;-)
Bsoss enormes.