jueves, 15 de diciembre de 2011

LA MARIPOSA NEGRA: RIMA (3)



Hicimos el trayecto a velocidad muy moderada. La música tradicional rumana retumbaba de nuevo con su compás pegadizo, y mi conversación se reducía a secundar a base de monosílabos las intervenciones de Rima. Con todo, no tardamos en llegar a Villa Dorada, un típico complejo veraniego con fachadas color arena y balcones semicirculares.
Tras aparcar el vehículo, un corto camino de grava nos condujo hasta uno de los edificios de la urbanización situado en primera línea de playa. Subimos por las escaleras hasta el segundo piso y enfilamos un angosto pasillo.
Sin previo aviso, Rima se paró en seco haciendo que me precipitase contra su espalda.
-    Esto no me gusta. Será mejor que te vayas ahora –dijo ella, sin darse la vuelta.
-    Si no te apetecía estar conmigo –contesté, molesto–, me lo podías haber dicho antes de venir...
-    No seas tonto. No me refería a eso.
-    Entonces, ¿qué ocurre? –inquirí, confuso.
-    Que alguien ha entrado en mi casa...
-    ¿Cómo lo sabes, si todavía no hemos llegado?
-    Hazme caso.
-    Pensaba que vivías sola, pero si tienes alguna compañía y te estorbo...
-    Vivo sola. Y te aseguro que no esperaba a nadie.
-    ¿Algún ex-marido, ex-novio o lo que sea?
-    No, no, nada de eso.
-    Lo mejor será acercarnos a la puerta y si oímos o vemos algo anormal, avisamos a la Guardia Civil –razoné.
-    Ya veremos, vamos hasta la puerta. Y en silencio.
-    Como tú quieras –me resigné, echando un resoplido.
Nos aproximamos con sigilo hasta la entrada del piso de Rima. La puerta estaba cerrada y sin desperfectos apreciables, pero se percibían algunos ruidos breves y sordos que llegaban a intervalos hasta el rellano. Quien o quienes hubieran entrado, lo habían logrado usando algún tipo de ganzúa o bien colándose por la terraza.
-    Llamemos a la Guardia Civil –reiteré convencido, sacando ya el teléfono móvil de mi bolsillo.
-    No, nada de eso, no llames a nadie –intervino Rima, tajante.
-    Pero –intenté argumentar–, seguramente serán ladrones y lo mismo salen corriendo o lo mismo nos plantan cara.
-    No son, es uno.
-    ¿Cómo?
-    Que no son varios, es una sola persona.
-    ¿Cómo lo sabes, tienes rayos X en los ojos o qué?
-    Créeme: es uno.
-    Aunque así fuera, puede estar armado.
-    ¡Chss...! –profirió la rumana, sellando mis labios con sus dedos–. No subas la voz.
-    Es que no considero que sea muy sensato...
-    Ya te dije que te fueras.
-    ¿Y te habrías quedado sola?
-    No pasará nada.
-    Tú estás mal de la azotea.
-    Mira, si tienes miedo, todavía estás a tiempo de irte.
-    No tengo miedo –me defendí, herido en mi orgullo–. Pero es una insensatez meterse en problemas y no llamar a la Guardia Civil.
-    ¡Chss!
Recapacitando por un instante, deduje que la negativa de Rima en llamar a la policía era debido a algún problema personal: quizás su situación en nuestro país no fuera del todo legal, o tal vez existía cualquier asunto en su pasado por el que no quería tener contacto con los agentes de la ley.
-    Está bien, Rima –accedí por fin–, supongo que estás como una cabra, pero no te voy a dejar aquí sola, así que acabemos de una vez. Dame la llave de la puerta y ponte detrás de mí.
-    Bueno, pero no hagas nada.
-    Cómo que no haga nada. Venga, pásame la llave.
Introduje la llave de color verde fósforo en la cerradura con toda la suavidad posible e intenté girarla deprisa para abrirla sin dilación. El mecanismo de apertura se atascó, produjo un chasquido irritante, pero volvió a quedarse bloqueado. Rima se abalanzó por detrás y embistió contra la hoja que cedió por completo con estridencia. “Vaya una puerta más endeble” –pensé, perdiendo el equilibrio y tambaleándome sin control en el interior.
La entrada era estrecha pero desembocaba enseguida en un amplio salón. Una atmósfera oscura presidía la habitación, apenas atenuada por la débil luminosidad que ascendía desde la calle. Sin embargo, aún en esa penumbra, era fácil adivinar la presencia de una forma voluminosa y hostil. Rima encendió la luz. La mole se hizo visible: un hombre de unos treinta y tantos años, con ropa de deporte barata de colores deslucidos. No era alto, pero debajo de la chaqueta de chándal que vestía se adivinaba una abultada y robusta musculatura. La tez cetrina y los ojos sesgados  sugerían un origen centroasiático. Al menos, no advertíamos más visitantes en el apartamento. El sujeto nos miró con indiferencia, como quien recibe a un par de inofensivos vendedores de biblias. Se metió una pequeña linterna en el bolsillo y siguió con su faena, revolviendo cajones tan tranquilo.
-    ¡Eh! ¿Qué estás haciendo? Deja eso y estate quieto  –grité tratando de intimidarle.
Sin prestarme atención, continuó impasible hurgando en otro mueble. De repente, reparó en un enorme jarrón chino de cuello acampanado que contenía varas de ajíes artificiales. Sin contemplaciones, tiró los frutos decorativos al piso y extrajo del jarrón una bolsa de piel ajada y descolorida como un bancal tras años de sequía. Retiró la bolsa y expuso a la luz un cofre de madera negra con incrustaciones de nácar unidas por líneas blancas que recordaban a constelaciones de alguna remota bóveda celeste.
Los  gruesos dedos del saqueador corrieron un frágil pestillo y alzó la tapa de la caja extrayendo un pequeño libro de forro plateado. Rima había enmudecido y, paralizada en un arrebato de veneración, mantenía fija la vista en el hallazgo. El extraño se detuvo a examinar las páginas con cautela, gruñó satisfecho, y guardó todo en una mochila. Mientras realizaba estas acciones, creí entrever el relieve de unas alas oscuras en la cubierta del libro.
Por fin, me libré del estupor que me atenazaba y me dispuse a terminar con el ostensible desprecio que aquel desconocido estaba exhibiendo ante nosotros.
-    Te dije que te estuvieras quieto, deja eso donde estaba –repetí, esta vez con calma y con frialdad.
Me propuse hablarle despacio, casi con gentileza, pero, en tanto, me fui acercando hasta que pude asir el brazo con el que sujetaba la mochila. Aquel bárbaro ladeó pesadamente su tronco y con el otro brazo me lanzó  un contundente gancho, aunque con la mano abierta.
Cualquiera diría que deseaba espantar un fastidioso moscardón.
Y fue lo que colmó con creces mi paciencia.
Me agaché, golpeando su costado, y lancé una patada sobre su pierna intentando derribarle.
No se movió del sitio, acusando el efecto de mis impactos sólo con un ligero encogimiento.
-    No, JM. Aléjate de él –exclamó Rima, desconcertándome.
Demasiado tarde: había logrado que ese oso se enfadase. Masculló una frase  que no entendí y, con una velocidad que no esperaba de su corpulencia, me apresó el cuello con una manaza y con la otra aferró la manga de mi chaquetón. Comenzó a empujarme hacia un cerramiento de cristal que daba a la terraza, e imaginé que no era con la sana intención de que me diese el fresco. Descendiendo con fuerza mi brazo libre hacia el otro extremo,  efectué una rotación que nos llevó a los dos al suelo.
Había caído encima de él y descargué mi codo sobre su pecho, tirando con la otra mano de la solapa. Antes de que pudiera afianzar el agarre, se zafó y consiguió levantarse.
De nuevo cara a cara, se trabó bombardeando mis flancos con potentes golpes que, a pesar de la protección de mis antebrazos, hacían crujir mis pobres costillas como cuerdas de arpa desafinadas. Sin alternativa momentánea ante el ciclón que me arrollaba, cerré la guardia y resolví aguantar un poco más hasta encontrar una ocasión para el contraataque.
Miyamoto Musashi escribió en El Libro de los Cinco Anillos: “Si el enemigo piensa en las montañas, ataca como el mar, y si piensa en el mar, ataca como las montañas”.
Gané distancia gradualmente y bajé los brazos a propósito mientras jadeaba fingiéndome exhausto. Como había confiado, mi rival me supuso inerme y aprovechó para intentar largarme un demoledor puñetazo. Cuando disparó su puño como una gigantesca maza, me desplacé a un lado  al tiempo que le asestaba un golpe con los nudillos en el plexo solar.
El reflejo nervioso desencadenado paralizó por un momento sus músculos respiratorios. Era mi mejor oportunidad y lo derribé con una proyección, en tanto que unía mis manos detrás de su cuello como un candado.
Todavía llevaba puesta mi gruesa prenda de abrigo y sudaba con profusión, aunque, por otra parte, me había servido para amortiguar los puñetazos en los costados. Otra vez estábamos los dos en el suelo, pero ahora mi presa alrededor de su cuello era sólida y me permitía ejercer una férrea tensión sobre sus vértebras cervicales.
Rima estaba a nuestro lado y sostenía con ambas manos una lámpara de mesa rematada por un sólido globo de cerámica.
-    Para ya, que lo vas a matar –exclamó ella, aumentando mi confusión.
Estabilicé mi posición tumbada, conteniendo las violentas tentativas de mi adversario para liberarse. Era un buen luchador, poderoso y letal.
-    ¿Que lo voy a matar? –protesté–. Si casi me hace picadillo.
-    Suéltalo, es mejor…
-    Sí, eso cuéntaselo a él –bufé.
Entonces pronunció unas palabras que no entendí al oído del individuo de rasgos asiáticos y a continuación noté que aflojaba sus esfuerzos.
-    Ya puedes dejarlo –afirmó Rima convencida.
-    ¿Estás segura?
No respondió, se limitó a asentir un par de veces con la cabeza. La pesada lámpara todavía oscilaba en sus manos.
“Éste –reflexioné–, va a ser el tercer y definitivo error de la noche”.




Estas chicas rumanas son pura dinamita. Y los DJ rumanos hacen la mejor música house del mundo.

27 comentarios:

  1. Sinceramente has descrito una peli de accion, aún estoy apretando puños y dientes...

    Muaks.

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  2. Me mantuve en suspenso hasta el final!
    Muy bueno tu relato, un fuerte abrazo!
    PD: el video increíble.

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  3. Querido JM!

    Gosto demais de viajar nos labirintos dos arquétipicos e refletir sobre os conflitos de energias (sentimentos) que materializam em forma de personagens ou mitos!!... Muito inteligente!
    Agradeço as suas visitas no decorrer de 2011! Preciso recolher-me, pois enfrento uma batalha grande com a minha mãe leucemia!
    São nos pequenos gestos e atitudes do nosso dia-a-dia que devemos proporcionar o mínimo de alegria e compreensão a todos que nos cercam. Que o espírito natalino encha os nossos corações. Boas Festas e Feliz Ano Novo.

    Beijos

    Guímel

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  4. Buenos días Inti!!
    Creo que no te he dicho todavía que me gustan las fotografías que vas subiendo de Afganistán,pues eres tú,haciendo un homenaje a esa tierra y a tus compañeros.
    Ésta es un buen montaje,los médicos en los conflictos bélicos,son como ángeles que llegan desplegando sus alas sanadoras,tienen mucho mérito y admiro su capacidad de intentar salvar vidas,a pesar del ambiente devastador a su alrededor.

    Y hablando de vidas...la vida de Rima es muy complicada,verdad??,cómo deja que ese orangután le pegue esa paliza??,bueno él también le dió a base de bien,pero ya podría haber empleado esas palabras secretas al oído,nada más entrar y así ahorrarse la paliza!
    Eso le pasa por meterse en casa de una desconocida...cuál será el siguiente error?? me dejas con el suspense Inti,venga sigue la historia pronto,eh!!

    Me gusta tu nueva fotografía,bueno,la anterior también me gustaba,pues sonreías,igual que en ésta.

    Te doy un abrazo y un ruego...sigue sonriendo,por favor!!!!

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  5. Cada vez que te leo me sorprendo más de tu capacidad de crear ambientes en los que logras que nos impliquemos y los vivamos al maximo.

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  6. Es como digo... logras hacer sentir lo que se te ocurra.
    El suspenso es lo que mejor se te da Sr Misterio ;)
    Continuare esperando errores,jaja
    Besotes Inti.

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  7. Alalba, me alegra ver que te gusta el ritmo y la acción. Como en las pelis, es bueno que haya un poco de todo. Gracias por venir a verme.
    Besos.

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  8. Cristina, me gusta lo que alguien dijo: "una novela tiene que ser verosimil, la vida no". Pero hay veces que describes escenas en una narración y todo el mundo piensa "qué imaginación" y sin embargo muchas cosas pasan así, de un modo casi absurdo, en la vida real.
    Gracias por tu compañía.
    Besos.

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  9. Guímel, es cierto, aprovechamos los relatos para llenarlos de símbolos y arquetipos que representan los personajes, allí exponemos sueños y premoniciones, deseos y recuerdos, visiones y pesadillas. Alguien sabrá leerlos.
    Gracias por acompañarme durante todo este tiempo, siempre es una experiencia maravillosa pasar por tu página.
    Deseo de todo corazón que tu madre supere su enfermedad y que pronto se recupere, confiemos en los tratamientos que existen hoy día. También elevo mis ruegos, todo mi cariño, mi energía, para darte fuerzas y acompañarte espiritualmente.
    Un beso y un abrazo muy fuerte, querida amiga.

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  10. Estrellita de mis anocheceres, ya veo que te gusta que sonría en las fotos, pero a veces, sin darme cuenta, pongo una cara muy seria, siempre me lo dicen.
    También me alegro de que aprecies esta foto en particular de las de "Afganistán", muchas veces no se conoce la labor que hacen los médicos militares allí, jugándose la vida en medio del desierto para tratar a los heridos bajo fuego enemigo. Rachel, médico militar canadiense, murió allí por las lesiones de una explosión de granada mientras atendía a unos heridos afganos. Por todo eso, esa foto y tu comentario son muy especiales para mí.
    Lo de los líos de Rima y la escena de acción... bueno, he tenido algunas broncas en sitios apartados de la mano de Dios, pero aquí Rima representa a una mensajera, una intermediaria, algo misteriosa, de otra persona, con la facilidad de meterse en jaleos. La verdadera Rima es una amiga rumana que es un terremoto de chica pero una buenísima persona. Gente del Brutus Bar. Me gusta la gente así: naturales, sin dobles caras, sin retorcimiento, viviendo la vida día a día.
    ¡Estrella, qué buenos ratos pasamos acompañándonos con nuestras palabras! Disfrutemos de la luna y las estrellas sobre el mar.
    Montonazo de besos.

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  11. Madre mía la que se ha liado! Yo que esperaba leer los detalles propios de una noche de pasión con cava y fresas ¡y no!, en vez de besar a tu ligue has estado a sopapos con un armario de tres puertas. Bueno, también estuvo interesante...Mmmm porque hemos visto que al final puede más la inteligencia que la fuerza al tun-tun.
    Estoy deseando saber como continua la noche... ¡no te demores! La curiosidad me va a matar.

    Besitos.

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  12. JM,sabes que me gustan tus historias oscuras y ésta en particular tiene mucha acción,me gusta....
    Siempre la mariposa negra en tus relatos mi señor de las oscuridades.....
    Sabes que me enganchan tus historias.
    Besos protectores.

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  13. Campoazul, aquí hay de todo como en botica, pero no van a faltar fresas, cava y besos y, también, ay, Señor qué penita, muchos males de amores.
    Besitos, corazón.

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  14. Mor, eres una mujer de acción y sé que te atraen estos temas misteriosos. A mí me encantan tus historias misteriosas y siniestras. Aquí la mariposa negra es un arquetipo de muchas cosas y es el espíritu de una mujer amada. Yo soy asínnn de romántico, ja, ja, qué le voy a hacer.
    Muchos besos, mi cielo.

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  15. No dejes de serlo nunca...me gusta cómo eres,entre oscuridades y luz ,al igual que yo.
    Millones de besos que te envuelvan :-D
    Pd:gracias por tu comentario a mi entrada en Google +.

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  16. ¡uy madre!¿con quien andas tu? ¿en que historias te metes?
    que te vaya bonito guapo.
    un beso
    marian

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  17. Yo paso a decirte que te deseo de corazón, o de alma o cómo mejor puedan expresarse, mis mejores deseos de felicidad y alegría para estas fiestas que se nos vienen encima y un año próximo lleno de buenas cosas que consigan que esa sonrisa y buena energía que desprendes, no desaparezcan nunca.

    Un beso mon ami,
    ana

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  18. Mi querido Inti!!

    Te deseo una Feliz Navidad!!!
    Disfruta,amigo mío,de la vida,de tus sueños,de tu mar y de tu cielo,disfruta de tus amigos y de tu familia y deja que ellos disfruten de tu buena compañía.

    Espero que tu corazón bombee toneladas de paz,ilusión,sonrisas y las compartas también con nosotros,siempre!!
    Qué suerte he tenido de conocerte Inti,que tus sueños se cumplan y tus deseos se vean colmados!!

    Un fuerte abrazo!!

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  19. Gracias, amigo, por hacernos las cosas más fáciles, ya que era imposible comentar en tu blog con la otra opción.

    Un placer leerte, y es que sabes captar y desenvolver los relatos desde el suspenso y la emoción, y nos mantienes en vilo hasta el final.

    Te deseo una feliz navidad y que todo tus deseos se vean cumplidos.

    Un beso.

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  20. Intimista, me gusta tu minibar, ja, ja.
    Un beso y Felices Fiestas.

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  21. Recién aterrizada en tu blog, con tu permiso me quedo…

    Deja que la Navidad entre en tu corazón y dure todo el año…

    ¡FELIZ NAVIDAD!

    Saludos desde mis Amanteceres.

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  22. Estrella, muy Feliz Navidad. Me pasaré por tu casa para dejarte mi felicitación y un beso invisible.

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  23. Marian, nunca tuve suerte con las mujeres, ya ves, ja, ja.
    Besos.

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  24. Ana, amiga mía, Feliz Navidad, pero no te vayas muy lejos de mí.
    Besos.

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  25. María, gracias por tu aviso, espero haber corregido los problemas de blogger para los comentarios. Menos mal que alguien piensa...
    Feliz Navidad.
    Besos.

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  26. Blue, a mí me gusta tu sofá con vistas.
    Besazos.

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  27. Amanteceres, encantado por tu visita, aquí tienes tú casa. Me pasaré por tu página para dejarte mi saludo.
    Feliz Navidad.

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