Una noche de tormenta JM sale de su apartamento en la playa para tomar una copa en el Brutus Bar. Allí conoce a Rima, una extraña rumana que lleva un medallón en forma de mariposa negra. JM acompaña a Rima a su casa y allí sorprenden a un ladrón que, tras una pelea, consigue escapar con un antiguo libro, "El Libro de los Sollozos". Pasa un tiempo mientras JM tiene visiones de una mujer envuelta en un velo que oculta su rostro. Un día recibe la visita de la rumana en su apartamento y en el mismo momento llega también Mónica, su mejor amiga, dando lugar a una embarazosa situación. Con posterioridad, Mónica y JM se hallan dando un paseo de noche por la ciudad y tienen un encuentro con una mujer que parece tener perturbadas sus facultades mentales y cuyo nombre es Mavra, "La Oscura". Justamente en ese encuentro surge Rima de las sombras y Mónica y JM se alejan del lugar acompañados de la rumana. Deciden ir a tomar algo a un local llamado el Dukh, donde hay unos espectáculos que se diría sobrenaturales: Drac forma figuras de fuego en el aire y Gianna brota de una crisálida convertida en mujer-mariposa. Más tarde, Sight, la dueña del local, invita a JM y a Mónica a su despacho. De inmediato, JM se enamora de esa misteriosa mujer que está al tanto de muchos detalles de su vida; sin embargo le remuerde sentir el recuerdo de Rachel, la única mujer que había amado hasta entonces , una militar canadiense que resultó muerta en Afganistán. Bien avanzada la madrugada, JM se ofrece para acompañar a Sight a su domicilio, ayudándola a trasportar unos libros.
Al salir del Dukh sufren un asalto por dos maleantes armados con aspecto de mafiosos pero salen bien librados y Sight muestra un inusual entrenamiento en el combate cuerpo a cuerpo. Llegan a casa de Sight y ésta relata la historia de Rima, cómo la encontró en un lugar de Kirguizistán cuando estaba a punto de ser quemada viva tras ser violada. Sight logró rescatar a Rima y desde entonces sus destinos han estado unidos. JM espera el amanecer en casa de Sight con la confianza de poder averiguar más detalles sobre su vida.
- ¿Trabaja Rima para ti?
- Es, ante todo, mi amiga, pero me ayuda con el Dukh y otros negocios.
- ¿Te dedicas a otra cosa además de los locales de ocio?
- Sí. A comerciar con piedras preciosas.
- Fantástico. No me lo figuraba… Trabajar con diamantes debe de ser muy excitante.
- También con esmeraldas y otras gemas, pero la mayoría de las operaciones son con diamantes.
- Por desgracia, existe también una atmósfera de tragedia que envuelve al tráfico de diamantes.
- Los diamantes de sangre, sí.
- Señores de la Guerra –mencioné, recordando la trama de una película– que esclavizan a pueblos enteros en África para extraer las gemas…
- Con respecto a nuestras empresas, te aseguro que todo es legal y transparente. Además, yo misma cuento con mis propios recursos y no son nada sangrientos. ¿O tú opinas que soy un Señor de la Guerra?
“Un Señor de la Guerra en ese sentido no –me dije–, pero en otros…”
- En absoluto. ¡Vamos, espero que no! –bromeé, levantando las manos como si me rindiera ante un enemigo.
- ¡Pues voy a hacerte mi prisionero! –rió Sight siguiéndome la corriente.
“Ya me gustaría a mí” –estuve a punto de soltar.
- ¿Y tú te ocupas de dirigir el negocio? –pregunté, retomando el tono de seriedad.
- Formamos una compañía, lo que se denomina Sightholder en el argot de ese mundo. Yo me dedico a acudir a las exposiciones y subastas, llamadas sights –vistas–, y a representar a la presidenta de la compañía, que nunca sale de sus dominios en Florencia.
- Es obvio que tu sobrenombre, Sight, La Vista, deriva del las funciones que desempeñas en el Sightholder –determiné, sintiéndome aliviado de encontrar una explicación lógica.
- Pues no –me contradijo, con un tono de picardía–. Ya me llamaban Sight antes de meterte de lleno en el mercado de los diamantes.
“¡Me lo temía!“
Sentado en su casa, apunto de rayar la aurora, me hallaba rozando a la que para mí era una criatura angelical, rebosante de empatía y bondad, pero al mismo tiempo, una mujer enigmática y seductora como una bella hechicera o una deidad clásica.
Sight no se comportaba conmigo como con un desconocido al que se agradece haberte echado una mano en una circunstancia apurada. Muy lejos de ello, se diría que compartíamos un vasto y remoto pasado y que se veía obligada a no esconderme ningún secreto.
Pero si creía que iba a preguntarle de dónde venía su apodo, se equivocaba. ¡Por ahora, no deseaba tener la menor idea!
Sorprendida por mi mutismo, Sight prosiguió, encogiéndose de hombros.
- Puedes llamarme también Tatiana, que es mi verdadero nombre, aunque ninguno de mis amigos me llama así –dijo tamborileando fugazmente con sus dedos sobre mi rodilla.
- No, está bien. Sight suena como muy… exótico.
“¿Exótico? ¡Pero qué estupidez!”
Me estaba poniendo otra vez nervioso…
Arranqué de nuevo, centrándome en lo cotidiano.
- Tendrás que viajar a menudo con esos negocios de las gemas…
- Qué remedio. Nuestra sede está en Londres, tenemos centros en Nueva York, en Israel… pero el más activo en términos financieros es el de Amberes… ¡me encanta esa ciudad!
- A mí también. Y Gante y Brujas…
- ¿Conoces Brujas? ¡Es de ensueño! Siempre que voy a Amberes hago una escapada para visitarla.
- Yo voy con frecuencia a Bruselas y cuando puedo arañar un poco de tiempo libre me desplazo hasta Brujas. ¡Oye, quién sabe si hemos estado cerca alguna vez! De hecho…
- ¿Has oído ese ruido fuera? –cortó, con un velo de turbación en el semblante.
- ¿Qué?
Agucé mi atención, pero hasta los insectos y otros pobladores habituales de la noche parecían adormecidos.
- No oigo ningún ruido extraño. Es más –dictaminé–, no se oye nada. Voy a echar un vistazo de todos modos.
- ¡No! No te muevas, ya no se escucha. Habrá sido el viento… Me decías…
- No sé, se me ha ido el santo al cielo… Quizás que ahora comprendo cómo te permites residir en una vivienda semejante y subvencionar excavaciones arqueológicas…, el asunto de las piedras preciosas debe de ser productivo.
- No son buenos tiempos para la economía, pero no me puedo quejar. Esa clase de transacciones va como la seda.
- Pues da gracias a que el trabajo es lucrativo y relajado.
- Hombre, tampoco es eso…
- No, lo comento porque, dejando aparte el pasado, a Rima y a ti os ocurren demasiados percances. No sé si eso será parte habitual de vuestra vida, pero no es común. Hay demasiados detalles a vuestro alrededor, disculpa que te lo diga, que no son normales.
- Yo soy un poco fatalista, ¿sabes? –dijo, evasiva– En el sentido de que el destino tal vez sea como el borrador de un argumento con el que nacemos. Luego, tenemos albedrío para desarrollarlo en muchas direcciones, pero existe un modelo que ya está escrito.
“Escrito.”
- Lo siento, pero mi naturaleza es bastante escéptica.
- No lo creo. Más bien pienso que ocultas y retienes sensaciones que bullen en tu interior y no aciertas a resolver. Signos que te avisan despierto o en sueños. Lo que el destino tiene para ti escrito.
“Escrito.”
El aroma de su piel, de su pelo, volaba mordiendo espacios que ya no existían, regresando y despertando el umbral lento de una memoria oscura. Deslicé distraídamente mi brazo sobre el respaldo del sofá hacia su cuerpo pero, antes de acariciar su pelo, flaqueó mi decisión y lo retiré casi con brusquedad.
- No sé si estás persuadida de ello o estás de broma – aventuré, uniendo mis manos entre las rodillas–, pero lo que te voy a decir no lo es, aunque te suene ridículo: ahora mismo, juraría que ya me has dicho estas palabras en otro lugar, en otro tiempo. Y eso no es posible, no nos habíamos encontrado antes.
- ¿Estás seguro?
Su voz me devolvió de nuevo a los precipicios donde me arrastraban mis sueños. Abismos donde yacían insepultas en un conocimiento paralelo las visiones de una forma de amar que se trenzaba alrededor de un círculo inagotable de existencias.
- Tenemos aún mucho de qué hablar. Pero ahora estamos cansados. ¿Qué tal si preparo un poco de té? –propuso Sight.
- Buena idea –secundé, saliendo de mi ensimismamiento.
Sight se levantó y desapareció por una puerta lateral. Era una tontería, pero aquel insignificante alejamiento hizo que me asaltara un repentino temor a perderla tras el amanecer. Mis músculos clamaban por un preciado reposo en una placentera cama pero, a despecho de la fatiga producida por la inusitada cadena de acontecimientos, mi corazón anhelaba que la noche no cesase. El despertar de la mañana implicaría mi partida de la casa de Sight, y tal vez las horas compartidas no llegaran a significar nada para ella. Nada fuera del prescindible recuerdo de un conocido más entre las innumerables personas con las que, como conexiones efímeras, se relacionaba a menudo en cualquier lugar del planeta.
Me erguí para desentumecerme, sin reprimir un bostezo, y me puse a dar vueltas por la espaciosa sala. No tenía afán de curiosear, pero tampoco había más que hacer. Por añadidura, los elementos que arropan y decoran una estancia suelen ser indicadores de la personalidad del propietario. La delicada mesa, con sobre de madera y piel, junto al sofá, estaba arreglada con varias velas cuadradas y una estatuilla femenina de anchas caderas y rasgos indeterminados: una representación genérica y arcaica de la Diosa Madre.
La figura de piedra me sonreía compasiva y bonachonamente.
“¡Que Rachel me perdone, Diosa Madre, pero me he enamorado de Sight como si la hubiera amado desde la eternidad!”
Me restregué los párpados y seguí con la ronda.
Una chimenea con oscuros paneles de madera lacada presidía un lateral. La pared estaba desnuda salvo por un cuadro y un mosaico enmarcado. La pintura era una magnífica reproducción del Silencio de Fuseli: sobre un fondo negruzco y espectral, emergía una mujer sentada en el suelo con las piernas flexionadas y abiertas, los brazos cruzados haciendo descansar las manos sobre los pies; tenía el torso inclinado y una larga cabellera flotaba ocultando su rostro.
El mosaico estaba compuesto por una mezcla cromática de manchas desvaídas e irreconocibles, aunque hubiera apostado que se trataba de una pieza arqueológica genuina y bien restaurada.
En otro lateral, depositadas en una lujosa vitrina, lucían tres soberbias réplicas de huevos imperiales de Fabergé en plata, oro y lapislázuli. Aunque fueran meras copias, debían de costar una fortuna increíble, en concreto uno que imitaba al más famoso: el Huevo del Invierno Azul, encargado a Fabergé por el zar Nicolás II para su madre.
Los adornos y añadidos eran, cuanto menos, llamativos y algunos, como las imitaciones de los huevos de Fabergé, auténticos tesoros. Sin embargo, esos objetos resultaban exiguos para abrigar las excepcionales dimensiones del salón. En contraste, abundaban innumerables matrioskas –las famosas muñecas rusas– de todos los tamaños desperdigadas por los rincones más inverosímiles en un aparente desorden.
Pero, sin duda, lo que infundía una calidez más íntima a la cámara era una soberbia biblioteca de maderas nobles en el fondo con los estantes repletos de volúmenes. Los egipcios, desde los mismos tiempos en que comenzaron a erigir pirámides, construyeron también bibliotecas en sus templos, a las que llamaron Casas de la Vida. De igual modo, para mí los libros habían sido siempre la vida, por lo que me dirigí hacia aquellas maravillas en tinta como atraído por un poderoso imán.
No había logrado distinguir si quiera con nitidez los títulos en los lomos de los libros, cuando tuve la sensación con un escalofrío de que era acechado desde el exterior.
Corrí hacia una de las grandes y sólidas vidrieras esmeriladas y al escudriñar el jardín me topé con dos ojos, incandescentes como brasas, que precedían a una forma alargada. La densa franja de arbustos en esa zona del parterre amortiguaba los haces luminosos de los focos hasta sumergirla en la penumbra. Aquello se movía a una condenada velocidad, reptando sobre la yerba y emitiendo una especie de gorgoteo, pero la escasez de iluminación me impidió determinar a qué correspondía la sombra sinuosa. Con toda probabilidad, sería algún animal refugiado en la espesura, aunque su difuso contorno denotaba un volumen considerable, similar al de una persona.
“Quién sabe –me dije, moviendo los labios sin pronunciar sonidos y riéndome para mis adentros: necesitaba descargar la tensión acumulada–, quizás había descubierto uno de esos espíritus ctónicos a los que se había referido Sight. ¡Un espíritu del inframundo vagando por aquí desde los vecinos restos arqueológicos!“
La calma y en silencio volvieron a anegar el jardín.
- ¿Has visto algo? –dijo Sight apareciendo a mi costado mientras sostenía una bandeja con tazas de té. Gesticulando con la cara pegada al cristal, no había detectado ningún reflejo.
- No te he oído acercarte.
- Lo siento, ¿te he asustado?
- En absoluto.
- Estabas haciendo unas muecas muy divertidas. No quería sobresaltarte.
- Eres más sigilosa que un gato pero ya me había percatado de tu compañía –declaré con suficiencia.
- ¿Por mi perfume?
- No es tu perfume, tu olor está en toda la habitación.
- ¡Huy! –exclamó, descendiendo los brazos de repente. Las tazas temblaron en la bandeja y no se hicieron añicos contra el suelo de puro milagro.
- ¿Es que huelo a transpiración? Quizás con la pelea y la carrera a casa… pero…
- ¡Que no! No seas tonta. Es una fragancia como a violetas, muy natural.
Me miró con los ojos muy abiertos, como una niña consumida de curiosidad.
- No sé qué decirte, Sight, a veces pasa. Cuando alguien que está por detrás te clava la vista, ya me entiendes. No ha sido porque notase algo especial de ti.
- Quieres decir que no aprecias nada de particular en mí… –dijo en tono triste.
- ¡No, por favor, es justo al revés! Me encanta todo en… en ti. Bueno, ¡no me líes! Ha sido como una percepción…
- Ya.Tienes buenos sentidos, JM! ¿Qué has observado en el jardín?
- Pensé que podían ser los asaltantes pero debe de tratarse de un animal de buen tamaño.
- Yo también lo he visto desde la ventana de la cocina. No son los hombres que nos atacaron. Ni un animal. Es Mavra.
- ¿Mavra La Oscura?
- En efecto. La pobre desdichada está cada vez peor de su trastorno mental y últimamente ha estado merodeando por aquí. Un día de estos tendré que enfrentarme al problema para ponerle una solución definitiva.
- ¿Qué quieres decir con solución definitiva?
- Pues que habrá que encontrar un lugar adecuado para recluirla, donde pueda ser atendida y tratada. De todas maneras, puedes estar tranquilo, aquí no puede entrar.
- No me extraña, con la puerta acorazada, los cristales de seguridad, las alarmas…
- No son esas cosas las que detienen a Mavra.
Una chimenea con oscuros paneles de madera lacada presidía un lateral. La pared estaba desnuda salvo por un cuadro y un mosaico enmarcado. La pintura era una magnífica reproducción del Silencio de Fuseli: sobre un fondo negruzco y espectral, emergía una mujer sentada en el suelo con las piernas flexionadas y abiertas, los brazos cruzados haciendo descansar las manos sobre los pies; tenía el torso inclinado y una larga cabellera flotaba ocultando su rostro.
El mosaico estaba compuesto por una mezcla cromática de manchas desvaídas e irreconocibles, aunque hubiera apostado que se trataba de una pieza arqueológica genuina y bien restaurada.
En otro lateral, depositadas en una lujosa vitrina, lucían tres soberbias réplicas de huevos imperiales de Fabergé en plata, oro y lapislázuli. Aunque fueran meras copias, debían de costar una fortuna increíble, en concreto uno que imitaba al más famoso: el Huevo del Invierno Azul, encargado a Fabergé por el zar Nicolás II para su madre.
Los adornos y añadidos eran, cuanto menos, llamativos y algunos, como las imitaciones de los huevos de Fabergé, auténticos tesoros. Sin embargo, esos objetos resultaban exiguos para abrigar las excepcionales dimensiones del salón. En contraste, abundaban innumerables matrioskas –las famosas muñecas rusas– de todos los tamaños desperdigadas por los rincones más inverosímiles en un aparente desorden.
Pero, sin duda, lo que infundía una calidez más íntima a la cámara era una soberbia biblioteca de maderas nobles en el fondo con los estantes repletos de volúmenes. Los egipcios, desde los mismos tiempos en que comenzaron a erigir pirámides, construyeron también bibliotecas en sus templos, a las que llamaron Casas de la Vida. De igual modo, para mí los libros habían sido siempre la vida, por lo que me dirigí hacia aquellas maravillas en tinta como atraído por un poderoso imán.
No había logrado distinguir si quiera con nitidez los títulos en los lomos de los libros, cuando tuve la sensación con un escalofrío de que era acechado desde el exterior.
Corrí hacia una de las grandes y sólidas vidrieras esmeriladas y al escudriñar el jardín me topé con dos ojos, incandescentes como brasas, que precedían a una forma alargada. La densa franja de arbustos en esa zona del parterre amortiguaba los haces luminosos de los focos hasta sumergirla en la penumbra. Aquello se movía a una condenada velocidad, reptando sobre la yerba y emitiendo una especie de gorgoteo, pero la escasez de iluminación me impidió determinar a qué correspondía la sombra sinuosa. Con toda probabilidad, sería algún animal refugiado en la espesura, aunque su difuso contorno denotaba un volumen considerable, similar al de una persona.
“Quién sabe –me dije, moviendo los labios sin pronunciar sonidos y riéndome para mis adentros: necesitaba descargar la tensión acumulada–, quizás había descubierto uno de esos espíritus ctónicos a los que se había referido Sight. ¡Un espíritu del inframundo vagando por aquí desde los vecinos restos arqueológicos!“
La calma y en silencio volvieron a anegar el jardín.
- ¿Has visto algo? –dijo Sight apareciendo a mi costado mientras sostenía una bandeja con tazas de té. Gesticulando con la cara pegada al cristal, no había detectado ningún reflejo.
- No te he oído acercarte.
- Lo siento, ¿te he asustado?
- En absoluto.
- Estabas haciendo unas muecas muy divertidas. No quería sobresaltarte.
- Eres más sigilosa que un gato pero ya me había percatado de tu compañía –declaré con suficiencia.
- ¿Por mi perfume?
- No es tu perfume, tu olor está en toda la habitación.
- ¡Huy! –exclamó, descendiendo los brazos de repente. Las tazas temblaron en la bandeja y no se hicieron añicos contra el suelo de puro milagro.
- ¿Es que huelo a transpiración? Quizás con la pelea y la carrera a casa… pero…
- ¡Que no! No seas tonta. Es una fragancia como a violetas, muy natural.
Me miró con los ojos muy abiertos, como una niña consumida de curiosidad.
- No sé qué decirte, Sight, a veces pasa. Cuando alguien que está por detrás te clava la vista, ya me entiendes. No ha sido porque notase algo especial de ti.
- Quieres decir que no aprecias nada de particular en mí… –dijo en tono triste.
- ¡No, por favor, es justo al revés! Me encanta todo en… en ti. Bueno, ¡no me líes! Ha sido como una percepción…
- Ya.Tienes buenos sentidos, JM! ¿Qué has observado en el jardín?
- Pensé que podían ser los asaltantes pero debe de tratarse de un animal de buen tamaño.
- Yo también lo he visto desde la ventana de la cocina. No son los hombres que nos atacaron. Ni un animal. Es Mavra.
- ¿Mavra La Oscura?
- En efecto. La pobre desdichada está cada vez peor de su trastorno mental y últimamente ha estado merodeando por aquí. Un día de estos tendré que enfrentarme al problema para ponerle una solución definitiva.
- ¿Qué quieres decir con solución definitiva?
- Pues que habrá que encontrar un lugar adecuado para recluirla, donde pueda ser atendida y tratada. De todas maneras, puedes estar tranquilo, aquí no puede entrar.
- No me extraña, con la puerta acorazada, los cristales de seguridad, las alarmas…
- No son esas cosas las que detienen a Mavra.
Es un tema extraño, me quedo inquieta con Mavra.
ResponderEliminarSight y JM, me gustan como pareja, el nerviosismo de él en algunos momentos y la seguridad de ella los hacen tiernos, y ese, sentir que ya se ha vivido, esos detalles que surgen, de haber estado en una situación determinada.
Un placer como siempre leerte Intimista
Besos
Tampoco en esta actualización blogger me ha avisado, sólo vine como siempre a saber si lo habías hecho
ResponderEliminarNuevamente besos
Gracias Ame por entrar a comentar esta trama que en el fondo es un escenario de ficción en el que pongo pinceladas de muchos recuerdos vividos en la realidad, y, sobre todo, mi forma de sentir, todos y cada uno de mis símbolos, de mis sensaciones, para quien quiera recogerlos.
ResponderEliminarNo sé por qué estoy teniendo esos problemas con blogger, no hay manera de que actualice mis entradas, gracias por advertirme.
Un montón de besos.
Nada, una puñetera M..., no consigo que actualice.
ResponderEliminarAsí como cada pieza que adorna una determinada habitación nos muestra mucho de la personalidad de quién la habita, también los temas nos enseñan a conocer un poco las personas que están detrás.
ResponderEliminarMisterioso natural
amable y educado
detallado en todo lo que tocas
y lo más importante
le das valor a lo que realmente es importante
aparte de la concentración que muestras a quién está delante
Te beso Intimista
Prueba a cambiar la plantilla, quizá te funcione, o seguro ya lo hiciste
ResponderEliminarMás besos
Tienes razón, Cielo, los detalles nos enseñan mucho de una persona. Gracias por tu interpretación, aunque me parece demasiado amable, creo que a veces soy un poco bruto de mollera y he hecho algunas cosas de las que no me siento nada bien, pero, gracias de todos modos.
ResponderEliminarRespecto al fallo de actualización de blogger, he intentado algunos cambios y el resultado ha sido peor, de hecho me ha cambiado el formato de la entrada, ha dejado demasiado espacio entre las líneas y no ha solucionado lo de la actualización. Creo que el problema está en el HTLM de la entrada (cuando copio los textos desde un documento de word da errores) ahora no hay remedio pero para la próxima probaré de otra manera.
Un montón de besos.
Creo que ya he arreglado el problema de que Blogger no actualiza las entradas y los errores de formato. Como le decía a Cielo era un problema de HTML, cuando se copia desde un documento de Word al espacio en blanco de la entrada nueva da errores de HTML y no publica la entrada nueva. Solución: copiar desde el documento de Word a uno de WorPad y de éste a la entrada nueva.
ResponderEliminarEs que escribir una entrada, sobre todo la de las Crónicas de la MN, lleva su tiempo y esfuerzo y da mucho rabia que no se actualice la publicación, aparte de que la lean o no, pero por lo menos que se con
ResponderEliminarconozca.
Hala!! Me quedé como estaba… no desvelas nada que no se sepa en la conversación con Sight: no sé que clase de relación tuvisteis en otra “dimensión-vida” o lo que sea, no se porque huele a violetas (espero que no esté muerta) y además me intriga el porque te persigue o controla, será para contarte algo o para que tu recuerdes… a saber o para protegerte. Y Mavra no entra en la casa por algo sobrenatural claro… ¿pero el que? Ay que nervios :)
ResponderEliminarMuchas gracias por decir la solución del porque no se actualizan algunas entradas, la copio y si algún dia (que llegara, fijo) me pasa haré lo que has hecho tu.
Besitos.
Todo se aclara con un poco de paciencia. Y la verdad es que no me llevo mal con los fantasmas, por lo menos con algunos, ja, ja, es broma.
EliminarBesitos.
Ya apareces Intimista :), como bien dices lo has solucionado, te agradezco la información del porque y como arreglarlo, sólo quise informarte
ResponderEliminarBesos Intimista
Gracias por avisarme. Besos.
EliminarA mi tampoco me llegaban las actualizaciones de tu blog....
ResponderEliminarYa lei que lo arreglaste.Espero no te vuelva a pasar.
FELIZ AÑO NUEVO...
UN ABRAZO...
Gracias, Feliz Año también para ti. Un fuerte abrazo.
EliminarCon escenarios como este, o el de Brujas, Gante, Amberes...nada puede resultar indiferente. Recuerdo Amberes (no por sus brillantes que no dicen más de lo que son: piedras) por su preciosa e imponente estación de tren. Llegar allí fue impresionante. La ciudad es alucinante, sus edificios imponentes...y Brujas...solo por estar allí, volvería a Bélgica.
ResponderEliminarMe gustan los detalles, dicen mucho efectivamente de las personas. Tu gusto por adornar los textos con cuadros, piezas de arte con historia, libros...datos precisos o preciosos...me encanta!!!
Sabrá Sight que se sacaron una porrada de brillantes de Rusia dentro de un huevo como el suyo??? ;-))
besito amigo mío, cuídate mucho
ana
Sight sabía muchas cosas del negocio de los diamantes y también de historia, ella tenía un doctorado en Historia.
EliminarMe rindo igual que tú a la seducción de Brujas... y a ese sitio casi sobrenatural que es la capilla de la Santa Sangre.
Besitos, amiga mía.
es un placer haberte leido
ResponderEliminarEl placer es mío por tu visita. No había visitado el blog de MuCha, aunque sí el otro, y me ha encantado el fondo y la forma.
EliminarAbrazos.
ME DEJAS CON LA INTRIGA....JAJJAJAJA
ResponderEliminarMI BESO, YA ESTOY AQUI DE NUEVO.
Graciaaaaasss por meterte en este jardín, porque leer estos relatos es meterse en un buen jardín, ja, ja. Espero que no te de ningún, cómo se dice en Murcia, ningún "trastorno" con la lectura.
ResponderEliminarBesicos.
Parece ser que has tenido problemas con blogger, te tengo en mis bloc favoritos pero no veía ninguna entrada tuya...espero que todo se haya solucionado.Gracias por tu visita,quedo igual que Mariangeles, intrigada. Recibe un fuerte abrazo con mis mejores deseos para este año 2013...Besicos Inti.
ResponderEliminarpd
ResponderEliminarEs porque escribo mucho y lo más intimo lo guardo en borrador.
Hay que tener paciencia para seguirme, mis disculpas del caso y un gran abrazo.
mar
Enigmático,misterioso,atrayente,en definitiva..tú.
ResponderEliminarTus relatos,como siempre,me dejan con ganas de más.Un besazo inmenso.
Hola mi querido Inti!!!!
ResponderEliminarTe tengo actualizado pero no había podido venir antes...bueno sí, pero te dejaba para después y después...se me olvidaba o me caía de sueño, jajaja, lo siento JM, perdona!!.
En realidad, este relato me parece como una introducción a otro que será más enigmático y dónde dejarás entrever soluciones a los misterios no??, creo que nos has puesto después de un tiempo,nuevamente en antecedentes y así poder seguir la historia mejor.
Los detalles, los símbolos son siempre importantes, para quién los escribe y para quién los siente,como en la vida real, dicen mucho de las personas, de su caracter
Me siento muy a gusto leyéndote Inti y me alegro que hayas podido solucionar los problemas con el blog, pues alguien que escribe con tanto esmero y cuidado sus entradas, merece que sepan que ha publicado.
Un enorme abrazo y un beso querido amigo!!!!