jueves, 6 de mayo de 2010

LA AFGANA (III de III)


-    Estás muy cambiada Dhara –repetí, sin salir de mi asombro.

Nada permanecía en la voz y en la mirada de Dhara que me recordase a la chica afgana de cuatro años atrás. Muy al contrario, me sacudió la sensación de estar siendo calibrado por un depredador antes de lanzarse al ataque.
Aquellos tonos dulces e ingenuos de sus ojos se habían disuelto en la oscuridad de un cielo a punto de descargar la tormenta. 


-    Sí, español. He cambiado. Gracias a ti –respondió.


Accioné a tientas el interruptor de una lámpara de mesa. Las pupilas de Dhara se contrajeron con la luz y recuperaron en parte el brillo suave y cálido que yo había conocido.


-    Cuando conseguimos huir del campamento de Zandrak –recordé–, alcanzamos la frontera con Irán y yo te dejé allí. Me dijiste que tenías familia en un poblado próximo.
-    Es cierto. Me diste agua, provisiones y me regalaste tu daga.
-    ¿Qué ocurrió después? ¿Pudiste encontrar a tus familiares?
-    Oh, sí, pero no me recibieron con entusiasmo, ni mucho menos. De entrada, me culparon de las matanzas que Zandrak había llevado a cabo en los poblados afganos que estaban en el borde de la frontera. Y también de que sus hombres terminaran de una forma cruel con la vida de mi madre. Sentí que de nuevo mi vida estaba en peligro y tuve que escapar. Esta vez sola.
-    Lo siento.
-    No. Fue lo mejor que pudo sucederme. Me topé con una patrulla americana, me llevaron a su base, me dieron refugio y poco tiempo después me contrataron como intérprete.
-    Eso es magnífico. Fue una suerte que te encontrases con ellos. Mi idea en principio fue llevarte a una base del ISAF, pero tú estabas obstinada en ir a ver a tus familiares de Irán.
-    Sí, tienes razón; no lo he olvidado. No fue culpa tuya.
-    ¿Qué ocurrió después Dhara? ¿Dónde estás viviendo ahora?
-    He vuelto al desierto. Los americanos me instruyeron bien y ahora hago trabajos de inteligencia para ellos.
-    ¿Inteligencia? ¿Quieres decir espionaje?
-    Oh, sí. Información. Me tiño el pelo y me coloco unas lentillas oscuras… o simplemente me pongo un burka y me convierto en nadie, ya sabes. Luego, recojo un poco de información de aquí o de allá o hago otro tipo de trabajo.
-    Prefiero no pensar en ello. Prefiero no pensar en que arriesgas de ese modo tu vida. Si los talibanes te capturan…
-    Los americanos me han entrenado a conciencia. Y  yo he sido buena alumna. Tanto, que una de las cosas que pude hacer fue infiltrarme en el campamento de nuestro viejo amigo Zandrak.
-    ¿Te ordenaron que fueras allí? Eso era todavía más peligroso que merodear cerca de los talibanes.
-    No, no, por supuesto. Al Señor de la Guerra se le consideraba todavía un aliado. Fue un trabajo que arreglé yo sola, los americanos no supieron nada.  Una liquidación de cuentas, si queremos llamarlo así. Me introduje en su tienda por la noche y lo asesiné como ejecutaban los antiguos guerreros afganos a sus enemigos más odiados.
-    ¿Quieres decir degollarlo y mutilarlo? –inquirí con aprensión.
-    Exacto. Rajé la garganta de Zandrak para que no gritara, y cuando se ahogó en su propia sangre, amputé sus genitales y se los introduje en la boca. 


Un sudor helado como la bocanada de una tumba se quedó pegado a mi nuca. ¿En qué habían convertido a aquella niña tierna y desvalida? Era una asesina. Un ser que vivía en los límites de la vida y de la muerte; sobreviviendo y matando con frialdad.
¿Habría podido yo evitar su vejación y una muerte segura de otro modo? Con sinceridad, creía que no, que nunca tuve otra opción. Pero no debí consentir dejarla sola en aquel trozo del desierto próximo a la frontera, por mucho que ella me insistiera en ello. Eso hacía que me sintiera ahora responsable de verla convertida en un sicario.
Deposité el revólver en una mesa del salón y apoyé  la mano en el brazo de un sofá.
Ella dio un par de pasos hacia mí, desanudó de su cuello un pañuelo de gasa blanco y se despojó de la chaqueta de cuero oscuro que llevaba encima. Sobre una ceñida camiseta apareció colgando del cuello un chaku –una daga de hoja curva– en su funda de piel. Con lentitud, extrajo la daga de su funda  y la extendió hacia mí. 


Hay un límite al que poco a poco te empuja el dolor de la ausencia, el recuerdo de los errores mordiendo como bestias heridas y el vacio amargo de cada despertar.
Un día cualquiera, algo regresa del pasado: espectros con labios abiertos o seres vivos con cuentas pendientes. Y el límite se traspasa. Y uno tiene la perfecta revelación de que hace tiempo que ya no debería existir, de que nada de lo que cree estar viviendo ahora importa en realidad.
Me quité la camisa y me senté en el suelo con las piernas cruzadas y el pecho desnudo. Había decidió entregar mi destino a Dhara y quería que ella fuera plenamente consciente de mi actitud.

-    Hay mucho odio y amargura en tu corazón, Dhara. Quizás pienses que yo soy también parte de ese pasado del que tienes que vengarte. Haz lo que creas que debes hacer. Yo nunca intentaré hacerte daño. No tuve más remedio que consumar aquello contigo o hubieras terminado de una forma horrible.


Dhara continuó acercando la mano con el arma mientras me miraba como el que se esfuerza en ver entre tinieblas. Al llegar al sitio donde estaba sentado, se inclinó hacia mí y su cabello, trigueño por la exposición al sol del desierto, acarició mi frente.
La afilada hoja que sujetaba su mano se detuvo a escasos milímetros de mi garganta, firme, sin el más ligero temblor. Hizo girar el cuchillo con un rápido movimiento de muñeca, de modo que el extremo punzante apuntó hacia ella,  ofreciéndome la empuñadura.


-    Lo sé, español. Sé que estoy viva gracias a ti. Toma, te devuelvo la daga que me diste cuando nos despedimos. Ya no la necesito.


Recogí el cuchillo y lo deposité a mi lado. Dhara se arrodilló frente a mí, colocándose a mi altura, pasó sus dedos crispados por mis sienes y me abrazó con fuerza, casi con violencia.


-    No sabes cómo he pensado en aquel día en que me tomaste –musitó con un tono de voz que me sonó como un lamento–. En nuestros cuerpos unidos sobre el  suelo de tierra, en el olor a sudor de nuestra piel, en la humillación a que nos obligaron.
-    Yo tampoco he logrado olvidarlo ni un solo día. No he dejado de sentirme culpable y de rogar porque te encontraras a salvo y llegara el instante en que pudieras comprenderlo y perdonarme.
-    Desde entonces se creó un vínculo entre nosotros que no cesa de atormentarnos. Y sólo hay una manera de liberarse de esa sensación de vergüenza, de haber cedido a la degradación a que nos obligaron nuestros guardianes.
-    ¿Qué manera? ¿A qué te refieres?
-    Hagamos el amor. Como dos seres humanos libres. Así, en el futuro,  llevaremos paz a los recuerdos que nos han unido todo este tiempo.
-    No puedo, Dhara. No me siento capaz de hacerlo.
-    ¿Qué ocurre? ¿No te gusto? Seguro que han pasado otras mujeres por tu vida.
-    No es eso. Eres preciosa, una mujer muy bella. Volverías loco a cualquier hombre. Y sí, han pasado muchas mujeres por mi vida; pero también hubo y hay todavía momentos en que no puedo estar con ninguna.
-    Sé lo que te sucedió. Tú dices que mi corazón está lleno de odio, pero el tuyo es un puro abismo de negrura. Por el bien de los dos, hagámoslo. Luego me iré y, quizás, ya no vuelvas a saber de mí. Quizás cualquier día de estos me maten al fin; parece un destino que no puedo eludir: el de una muerte violenta. Es lo que merezco.
-    No digas eso, no digas eso. No hables de ese modo, Dhara. No es lo que mereces. Has sufrido desde tú nacimiento, tú no has podido elegir cambiar de vida. Pero ahora puedes hacerlo; márchate a un lugar donde no te encuentre nadie. Yo puedo ayudarte a escapar y a encontrar un refugio seguro.
-    Gracias, pero ya es tarde para cambiar nada. Lo único que quiero de ti es que me hagas el amor. No puedes negármelo.
-    Dhara, aunque lo desease, me resultaría imposible. No puedo evitar seguir mirándote como aquella niña…


Sin pronunciar una palabra, Dhara deshizo su abrazo, se apartó de mí y se puso de pie. En la hondura del silencio, se fue desprendiendo con movimientos rápidos de toda su ropa hasta quedarse  desnuda.  Recogió el pañuelo de gasa blanco y tras sujetarlo a la cintura balanceó con sensualidad las caderas emulando una especie de danza tribal. Aquellos gestos avivaron dentro de mí algo que percibía como una llamada sexual primitiva, algo que enlazaba con la memoria animal que anida en el cerebro humano.


-    ¿Todavía piensas que soy aquella niña? –me preguntó en tono provocativo.

Conduje a Dhara de la mano hasta mi dormitorio tal y como lo habría hecho guiándola hacia un refugio en la noche del desierto. Flotando en la oscuridad de la habitación –sólo visibles para mí–,  los ojos del espectro de la mujer que había amado con el nombre de Raquel relumbraron con el estertor de una estrella que se extingue en el infinito. En su mirada latía la extrañeza de aquellos que se extravían en las minas de la muerte. La llamé en silencio. De repente sus ojos dejaron de ser nubes rojizas y me contemplaron irradiando compasión. Ternura. Perdón.
Entonces, la visión de Raquel se disolvió.
Y volqué mi cuerpo, mi alma liberada, el peso de mis sentidos, sobre la desnudez de la afgana.




"Nunca nacisteis
para ser un cenicero de sus penes."
 Strappado
Janet I. Buck (en homenaje a las mujeres que sufren la herencia de los talibanes en Afganistán)
http://www.rawa.org/janet.htm)

Bad Love, bad love
Booka Shade: http://www.youtube.com/watch?v=g2xgIp-m1uw&feature=related

Terminé de escribir La Afgana en La Manga, la noche del 1 de Mayo de 2010. Booka Shade sonando. El sabor de Absolut Citron helado en mis labios.  Otros recuerdos en mis labios, también.
Dedicado a los nacidos el ocho de Mayo, día de mi cumpleaños. Y también a los del 9 de Mayo.
Eh, vamos. El Kraken estará abierto. Estará en cualquier parte en que nos encontremos tú y yo. Soy un tipo complicado, pero nunca te mentiré. ¿Quién invita esta ronda?

15 comentarios:

  1. Intimista,me ha fascinado tu relato..ahora entiendo el porqué del comportamioento de él,una vez liberado del recuerdo de Raquel pudo amar de verdad al igual que Dhana.
    Me conmovió.
    Es perfecto.
    Besos .

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  2. Mis felicitaciones de nuevo, atrapas en tu lectura, haciendo que el estómago se encoja a medida que se va intuyendo la siguiente escena.

    Tension, sensualidad y una inmensa ternura.

    Es complicado librarse de recuerdos que dejan huella, el de Raquel sigue vivo, estoy segura nunca morirá, pero te has liberado de ese miedo gracias a la ternura que Dhana te transmitió con sus palabras, con su mirada con la seguridad de sus sentimientos.

    Un beso y un brindis por tu cumple :*)
    con sabor no amargo mejor ácido, ese que calma la sed.

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  3. Intimis Sapito!! es uno de los mejores que has escrito. Me ha desgarrado la soledad y la transformación de Dhara, su valor.
    Has descripto muy bien la emoción y pensamiento de los personajes, con profundo sentimiento. Se ha sentido, ha traspasado la pantalla del computador. La tensión también, cuando JM espera que ella lo asesine. Y la parte final, la entrega a Dhara es sublime.
    Te ha hecho bien perderte en el charco Sapito, te ha inspirado mucho. O sera el canto de las sirenas?, no quiero pensar que haya sido la abuela jeje (aunque para el amor no hay edad, esa viejita esgrime armas de seducción milenarias)jaja. En fin... lo que sea, ha puesto a trabajar a full a las musas sobre tu alma de escritor.
    Ya investigare todo ese chorizo que has dejado abajo (te debo lo de Bad Love). Pero eres buen profe, me la haces fácil (pones los links), te haces el maluco pero eres muy bueno. Se que no me aplazaras, porfa profe (puchereo) es que no tengo tiempo desde que estoy publicada jaja.
    Gracias por tu relato, me has hecho volar de punta a punta.
    Y no te deseo Feliz cumple porque este sáb. yo por lo menos voy a ir, amiguito mio, no me perdería tu cumple. El anterior no pude, me quede varada a mitad de camino y no pude llegar (una odisea)
    Quiero tirarte las orejas y cantarte el cumple.
    Pon el hociquito sapito heróe Chuickkkkkkk.

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  4. Estupendo. Claro, directo. Lo lees y lo vas viendo, te sumerges en el.
    Enhorabuena.
    Bicos.

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  5. ¡¡¡FELICIDADES INTIMISTA...NO LO SABÍA!!!
    ESPERO QUE TE DIVIERTAS MUCHO,MUCHO Y SEGUIRE DISFRUTANDO DE TUS RELATOS.
    UN BALANCEO EN TUS OREJAS..OEEEEEEE
    MILLONES DE BESOS.

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  6. Intimista, cariño. Bueno, hoy voy de paso, pero para el domingo leeré este relato que pinta que está muy bueno, por lo que leo en los comentarios. Te mando un besototote y un abrazote, y muchas gracias por comentar, :)

    Yo

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  7. A todos pido disculpas porque estos días apenas he tenido ocasión de entrar en internet. El poco tiempo del que he dispuesto lo he usado en hacer una visita rápida a vuestras páginas y a las de otros compañeros de aventuras blogeras. Me propongo poner al día todo lo rápido que pueda.

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  8. Morgana, me alegra que te haya gustado el relato; sé que aprecias estas historias de emociones fuertes, almas atormentadas y situaciones límites. Historias cargadas de sal y pimienta, al estilo que sea, ¿no? Bueno, no está de más añadir un poquitín de ternura y buen humor también.
    Gracias por tu felicitación, me ha hecho muchísima ilusión.
    Mil besos.

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  9. Capri, me chifla cuando me dices que te gusta la sensualidad y ternura de un relato mío, porque viene de alguien como tú que alcanza la maestría describiendo esas emociones. Son muy ciertos tus comentarios los sentimientos que se liberan, aquellos que permanecen encerrados atormentándonos hasta que alguien nos ayuda.
    Gracias por tu felicitación y tu brindis. Tienes que decirme la receta del cocktail, estaba buenísimo.
    Besos (achampanados o lo que proceda).

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  10. Melody, ángel, princesita, gracias por todo el cariño que me has enviado con tus felicitaciones de mi cumple.
    Tienes razón sobre el final de este relato: me costó más escribirlo porque está asociado a emociones pasadas muy fuertes; también al recuerdo de muchos compañeros y amigos en Afganistán. Era algo que tenía que soltar, que escribir, aunque no lo hubiera leído nadie.
    "Booka Shade" es una buena recomendación, es música electrónica pero de calidad. Ya te iré enseñando poco a poco, ja, ja.
    Enseguida visitaré tu reino encantado.
    Montón de besetes gordísimos.

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  11. Carmela, un placer recibir tu compañía y tus palabras. Me alegra que te haya gustado el estilo directo (a veces un poco duro) de este relato. Te aseguro que está escrito con el corazón.
    Mil besos de aires templados.

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  12. Andri, gracias por esa visita, estoy encantado de sentir tus pasos. Me hace feliz saber que te sigues acordando de esta página oscura. Vuelve las veces que quieras.
    Besos.

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  13. Buenooooo,
    cuántos haces?,
    cumples el mismo día que mi primogénito, el ha cumplido quince. Imagino que tú, unos poquillos más.
    Felicidades por tu cumple y por tu relato por entregas, ha sido muy interesante en muchos sentidos.
    Hay un mundo por convencer acerca de la tolerancia y, en fín...de muchos, mucho que aprender, de otros mucho que recordar para no repetir sus errores.
    Un beso,
    ana

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  14. Gracias, Ana.
    Permíteme que me guarde el secreto, ja, ja.
    Ando a saltos como una rana, o mejor, como un sapo; pero enseguida iré a estar un rato tranquilamente con tus palabras en tu fantástico blog. De verdad de lo he dicho y lo vuelvo a decir: eres una poeta fantástica, de las mejores.
    Mil besos.

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  15. Antes que nada Feliz Cumple atrasado , hasta hoy di con tu Blogg
    Las Mariposas me han tarido hasta el

    Estoy leyendo para ponerme al corriente , solo te puedo decir que me gusta como escribes y como me haces sentir lo que expresas

    Besos 333

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