"Los bosques pueden desaparecer,
pero nunca las tinieblas que albergan"
(H.P. Lovecraft. Los Hongos de Yuggoth)
Pero este último detalle ha pasado desapercibido para el tío de JM y su amigo Pepe el Viagra.
Hay un silencio pesado que se propaga dentro de las mentes. Nadie dice una palabra. Da la impresión de que la mujer va a hablar, pero se detiene. Lleva un vestido que le alcanza hasta medio muslo, medias negras y unas botas de tacón alto. La mezcla de rasgos eslavos y orientales confiere a su rostro un fascinante atractivo. Parece una muñeca perdida, un fantasma vagabundo, quizás un alma buscando a otra alma.
- ¿Qué hace usted aquí? ─arranca con decisión el tío de JM─ ¿Qué quiere decir con que nos estaba esperando?
La mujer se encoge de hombros, se pasa la mano por la frente como quien se desprende de una máscara y contesta en perfecto español:
- Antes que nada, les ruego que me perdonen. No tenía intención de sobresaltarles. Mi nombre es Tatiana, aunque me llaman Sight. Soy amiga de JM.
- ¿Sight?
- Significa "vista", en inglés ─tercia Pepe.
- Ya lo sabía ─replica el tío de JM─. Sí ─continúa, dirigiéndose ahora a la mujer─, mi sobrino me ha hablado de usted. Con interés, pero con cierto misterio. Que yo sepa, no se han tratado en persona, ni si quiera sabe cómo es usted físicamente, ¿me equivoco?
- No, no se equivoca. Intercambiamos mensajes por internet. Todo comenzó con mis comentarios en el blog de su sobrino. De alguna forma, aún sin conocernos, surgió entre nosotros confianza y complicidad. Con el tiempo, fui advirtiendo de que ciertos aspectos de la vida de JM o de su familia podían guardar una aparente relación con los fines que persigue la sociedad para la que trabajo. Aquello me resultó sorprendente e hizo aumentar mi curiosidad.
- No comprendo. ¿Para qué clase de sociedad trabaja usted?
- Aquí tiene mi tarjeta ─ se apresuró a decir Sight mientras extraía la tarjeta de visita de un pequeño bolso─. Es una empresa multinacional, aunque, además de invertir en negocios, posee una fundación o sociedad que se dedica a conservar ciertos legados históricos.
- Legados históricos –repite para sí mismo el tío de JM. A continuación, saca del bolsillo superior de la chaqueta unas gafas y lee la tarjeta que le ha entregado la enigmática mujer: "Sargon Co. Ltd.Enterprises". Aquello no le decía nada.
- Perdone, señorita...
- Sight, por favor.
- Sigo sin entender gran cosa por no decir nada. ¿Y tú, Pepe?
- Ni torta. Pero, digo yo que nos sentemos y que nos explique aquí la señorita de qué va este interesante asunto ─opinó Pepe el Viagra mientras que su mirada recorría con disimulo las curvas que insinuaba el ceñido vestido de Sight.
- Qué amable es usted, Pepe. ¿Puedo llamarle Pepe?
- Puede llamarme lo que usted quiera, señorita.
- Bueno, a lo que estamos ─atajó el tío de JM─. Antes que nada, dígame cómo ha entrado aquí. Mi sobrino está de viaje y comprenda que encontrar alguien dentro de su apartamento es, como poco, preocupante.
- Sé que JM está fuera. En concreto, en Bruselas, ¿no es así?
- Sí, es cierto.
- Antes de marcharse, me contó por correo que usted y su amigo Pepe vendrían el sábado por la tarde a cuidar las plantas. Casualmente me encuentro en Madrid por razones de trabajo y me pareció una buena oportunidad para conocerles.
- ¿Cómo sabía que era esta dirección?
- Porque no hace mucho su sobrino me envió un libro, una novela escrita por un antepasado suyo.
- Su tatarabuelo. Era militar, escritor de narraciones fantásticas y aficionado a las Ciencias Ocultas. Tiene que caerle usted bastante bien a mi sobrino, porque sólo quedan unos pocos ejemplares de esos libros.
- Supondría que yo lo iba a apreciar como se merece. Además de mi trabajo en Sargon soy historiadora. El caso es que en el libro venía una tarjeta con la dirección de JM.
- ¿Y la puerta?
- Oh, la puerta no estaba bien cerrada. Me apoyé mientras llamaba al timbre y se abrió. Como no habían llegado ustedes, decidí esperar dentro en lugar de hacerlo en el pasillo.
- Me extraña que mi sobrino no cerrase la puerta con llave.
- Tal vez tendría prisa y se descuidó. Ocurre más de lo que parece.
- Lo que me parece es que es usted un poco atrevida. ¿Tú qué opinas, Pepe? Aparte de poner cara de haba, casi no has abierto la boca.
- ¿Y qué quieres que diga? A mí todas estas cosas no me resultan chocantes, porque tu sobrino está día a día más raro. Y se echa cada amiga, que, en fin, para todos los gustos hay colores. Y disculpe usted, Sight, lo digo mejorando lo presente, pero es verdad.
- Está raro, Pepe, porque le ha ocurrido algo muy fuerte, por eso está raro. ¿Le ha hablado a usted de Raquel, señorita?
- Nunca de forma directa. Sé que cuando volvió de Afganistán ya no tenía ganas de vivir. Pensé que algo terrible debió de ocurrirle allí. Poco a poco he ido hilando un detalle con otro y al final he podido averiguar que Raquel, o Rachel, para ser precisos, era el nombre de una militar canadiense que murió en un ataque de la insurgencia talibán durante una misión de la OTAN.
- En efecto, eso es lo que ocurrió. Pero mi sobrino estaba junto a ella. Pensaban casarse en España cuando finalizara la misión. Una granada anticarro sesgó sus planes. JM resultó ileso pero ella fue alcanzada por la metralla cuando intentaba rescatar a un herido. Murió desangrándose en los brazos de mi sobrino.
- Lo siento. Es espantoso, no sé qué decir.
- No se puede decir nada, señorita. A él no le gusta hablar de esos sucesos.
- Lo que noto es que es muy reservado para hablar de sí mismo. A veces, quisiera ayudarle de alguna manera, pero no me deja acercarme. Después de meses escribiéndonos, nunca me ha pedido una foto o me ha comentado la posibilidad de vernos. Ha creado una barrera entre nosotros, como si temiera, no sé…
- Pues no sabe JM lo que se pierde –interviene el Viagra─ ¿A usted le gustan los ordenadores, señorita?
- A mi sobrino –prosigue el tío de JM, soslayando los comentarios de su amigo─ le cuesta mucho abrir su interior a otras personas desde que era un niño y su madre, mi hermana, se marchó un día de casa sin explicaciones.
- Debió de tener razones muy poderosas para abandonar a un hijo –reflexiona Sight.
- ¿Razones? Dicen que se marchó con un amante.
- Usted sabe que no es cierto.
- ¿Cómo dice? –exclama el tío de JM, sorprendido por la afirmación de Sight.
- Usted sabe que su hermana no tenía ningún amante y que se marchó sola.
- ¿Y por qué iba a hacer semejante disparate?
- Para proteger a su hijo. La historia del amante se la inventó después su marido para que existiera una justificación creíble.
- ¿Y usted cómo sabe todo eso?
- Ya le he dicho que la sociedad a la que represento tiene vínculos, estrechos vínculos, con los antepasados de su sobrino. ¿Le ha hablado alguna vez de una placa que lleva colgada del cuello?
- ¿Una chapa de identificación militar?
-No, esa no. Una placa perforada con extraños símbolos.
- Sé a lo que se refiere. Es la única herencia que ha aceptado de su madre. Ha pertenecido a nuestros antepasados durante generaciones.
- Sus antepasados han sido los custodios de esa placa durante siglos. Y de una antiguo volumen conocido como "El Libro de los Sollozos".
- Nunca he oído hablar de ese Libro.
- Es posible, pero su hermana sí.
- Ahora recuerdo.
- ¿Algo sobre el Libro?
- No, no. Me he acordado de cómo le llamó mi sobrino cuando me contó que se escribía con usted por internet: la mujer de la mariposa negra. ¿Qué significa eso de la mariposa negra? ¿Es sólo un..., un..., ¿Pepe, cómo se llaman los apodos que se pone la gente en internet?
- Nicks ─aclaró Pepe el Viagra.
- La Mariposa Negra es el nombre de la sociedad que dirigen algunos miembros elegidos de mi empresa, en realidad, una sociedad secreta cuyo origen proviene de las montañas de Asia Central durante el imperio mongol de Gengis Khan.
- ¿Qué es lo que usted quiere? Aparte de entretenernos con historietas fantásticas.
- Quiero el Libro de los Sollozos.
- Ya le he dicho que no he oído hablar de él.
- Por favor, todos los miembros de su familia lo conocen. Es necesario que me lo entregue. Lo único que pretendo es proteger a su sobrino.
- Oh, le aseguro que sabe defenderse muy bien.
- No sabe de la gente que estoy hablando.
- Está bien, está bien. Supongamos que yo sé dónde se encuentra el Libro, cuya existencia, por cierto, le aseguro que ignora mi sobrino. ¿Cómo puedo creer qué es usted lo que dice ser y que sus intenciones son nobles?
- Mis intenciones son nobles porque aunque no conozco cara a acara a su sobrino, es la persona a la que he buscado toda mi vida. Estoy segura de ello. Y en cuanto a si mi identidad es sólo una burda mentira, puedo demostrar que no es así.
- ¿Tiene algún documento legal?
- ¿Un documento que diga que soy la socio "número 0015" de una secta de la época de Gengis Khan? Vamos, no me tome por idiota.
- Entonces, me temo que nuestra agradable conversación ha terminado y que debe marcharse.
- ¿Qué dices, hombre? ─protestó el Viagra─ para una vez que estamos así tan ricamente sentados con tan buena compañía, si hace años que...
- Calla, Pepe, calla. A veces no te das cuenta de que ya no estás en el colegio. ¿Señorita? ─insistió el tío de JM , levantándose e indicando con una mano la puerta.
- Esta bien ─dijo Sight, con un suspiro─. Les daré una prueba de que todo esto no es una invención. Apague la luz, por favor.
La música con los temas favoritos de JM continúa con un volumen suave como un telón sonoro que viene de fuera, de un mundo más cercano al de los sueños.
Comienza a sonar un tema del grupo rumano Akcent: That's my name.
En los ojos de Sight se vuelca la soledad de las lagrimas que se asoman a un vacío oscuro.